La biotecnológica Amgen, cuyo CEO es Robert A. Bradway, ha sido acusada en una demanda colectiva de esperar demasiado para decirles a los inversores que tenían ciertas deudas con el Servicio Interno de Impuestos (IRS), traducidos en 10.700 millones de dólares (9.968 millones euros) en impuestos y multas. El responsable de la denuncia presentada en el tribunal federal de Manhattan se trata de un fondo de pensiones con sede en Detroit. Cansados de la situación que estaban viviendo explican que Amgen infló artificialmente el precio de sus acciones con el objetivo de ocultar la disputa sobre su estrategia fiscal internacional entre 2020 y 2022.
Desde el IRS acusan a la compañía estadounidense de no declarar los impuestos pertenecientes a los años comprendidos entre el periodo de 2010 a 2015. Fundamentados principalmente por atribuir lo que debería haber sido ingresos sujetos a impuestos en EE.UU. a una unidad situada en Puerto Rico.