Pfizer, presidida por Albert Bourla, no levanta cabeza. Después de la retirada masiva del mercado de Chantix, sus pastillas para dejar de fumar, la compañía farmacéutica vuelve a estar de nuevo en el centro de la polémica por sus populares fármacos para la hipertensión. Los niveles “inaceptables” de carcinógenos encontrados en los fármacos han hecho saltar las alarmas sanitarias. Las retiradas no han cesado en los últimos meses y cada vez son más los países que se han sumado a la lista. A principios del mes de marzo, Pfizer emitió dos rondas de retirada del mercado para Accuretic en Canadá, y otra para Inderal. Una operación que tuvo que repetir en Estados Unidos y Puerto Rico donde la empresa también retiró Accuretic y sus dos versiones genéricas producidas por Greenstone. De igual modo, la retirada en Reino Unido de Accuretic afectó a los lotes de medicamentos que se distribuyeron por primera vez en abril de 2020 y que expirarán el 30 de octubre. Poco después, la farmacéutica también anunció la retirada de cinco lotes de sus tabletas Accupril que se distribuyeron en Estados Unidos y Puerto Rico entre diciembre de 2019 y abril de este año. Hace unas semanas, España también lanzó una alerta a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) comunicando la retirada de Acuprel, otro fármaco para la hipertensión de Pfizer.