El nuevo tabaco sin combustión y los cigarrillos electrónicos producen riesgos para la salud. Así de contundente ha sido Luisa Real, consejera de Sanidad de Cantabria. Unas declaraciones de las que se ha hecho eco la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que aconseja “no consumir ninguno de estos productos”.
Este tema ha llevado a la consejera de Sanidad a realizar diversas actuaciones con el objetivo de informar a los profesionales sanitarios sobre las nuevas formas de consumo de tabaco entre los fumadores, a las que se suma el creciente consumo de tabaco asociado al cannabis, sobre todo entre los jóvenes.
60 profesionales sanitarios han asistido esta semana a una conferencia sobre los riesgos de las nuevas formas de consumir tabaco
Una de esas actividades es la tercera Jornada de la Red de Cántabra de Centros Sanitarios sin Humo, que ha inaugurado esta semana Real bajo el lema ‘Tabaco: nuevas formas de consumo’. Una sesión que dota a 60 profesionales sanitarios de "la formación, los conocimientos y las habilidades necesarias" para abordar adecuadamente los problemas de consumo y la dependencia del tabaco con sus pacientes, ya que está demostrado que la deshabituación tabáquica tiene más posibilidades de éxito si se utiliza asesoramiento o tratamiento de base científica, ha asegurado Luisa Real.
En su intervención, Luisa Real ha explicado que el cigarrillo electrónico apareció en el mercado en 2006 como "una nueva forma de fumar" y, a pesar de ofrecer una imagen comercial de producto seguro, sus efectos en la salud a medio y largo plazo son desconocidos.
Además, recientemente han surgido los productos derivados del tabaco por calentamiento, sin combustión, que tienen la consideración de "productos novedosos" y se les exigen los mismos requisitos de venta, suministro, consumo y publicidad que al resto de los productos del tabaco.
"El tabaco, ha insistido la titular de Sanidad, es una de las mayores amenazas para la salud pública, responsable de un gran número de muertes prematuras", tanto por consumo directo como por la exposición involuntaria al humo ambiental del tabaco. Es, además, un factor de riesgo para el desarrollo de diversas enfermedades que cursan con una disminución de la calidad de vida y un elevado coste sanitario y social.