Un refugiado sirio que fue herido en la guerra de Siria en el año 2012 ha sido operado con éxito de una fístula en el cayado de la aorta, una de las lesiones "más difíciles de operar y más raras de ver en nuestros días", según han señalado los responsables de la intervención. Nour Al Din, de 38 años, llegó a San Sebastián en febrero de 2023 con metralla en el corazón.
La cirugía, realizada en el servicio de cirugía cardiovascular de Policlínica Gipuzkoa, duró ocho horas. Para abordar esta operación, el equipo de cirugía cardiaca dispuso de un modelo anatómico en 3D del corazón del paciente, obtenido a partir de las imágenes de los estudios diagnósticos tridimensionales y que fue realizado por una ingeniera biomédica de la plataforma multidisciplinar de impresión 3D de Biogipuzkoa.
Gracias a un programa de Naciones Unidas, Nour Al Din viajó a España, junto con su familia, dentro de un programa de protección internacional
Al Din resultó herido en el corazón en un bombardeo durante la guerra de Siria en 2012, cuando tenía 28 años. Fue trasladado herido de gravedad a un hospital en Siria y más tarde huyó al Líbano donde le indicaron que le tenían que operar, pero que se trataba de una cirugía de "alto riesgo y que podía morir". Además, le informaron de que la operación tenía un coste aproximado de 20.000 dólares, al tiempo que le indicaron que "se trataba de una lesión congénita y no la relacionaron con la herida del bombardeo".
Más tarde, decidió apuntarse en el programa de Naciones Unidas y logró salir del país al necesitar atención médica urgente. Así vino a España, junto con su familia, dentro de un programa de protección internacional.
Cuando su caso llegó al servicio de cirugía cardiovascular de Policlínica Gipuzkoa, liderado por el cirujano cardíaco Ignacio Gallo y concertado por el servicio vasco de salud, les llamó la atención "lo llamativo de la sintomatología", como ha señalado el cirujano que dirigió la operación, Alberto Sáenz.
Nour Al Din tenía una fístula traumática, una lesión poco habitual y que es difícil la supervivencia sin cirugía
Según este experto "parecía claro que la sintomatología se había producido a partir del bombardeo, por eso nos extrañó que le dijeran que era una lesión congénita y pronto dedujimos que se trataba de una fístula traumática, que es una lesión poco habitual y que es difícil la supervivencia sin cirugía".
El caso de Nour Al Din fue estudiado por una comisión multidisciplinar integrada por radiólogos intervencionistas, hemodinamistas, cardiólogos y cirujanos cardíacos. Inicialmente se valoró el abordaje mínimamente invasivo a través de técnicas percutáneas, valorando los posibles riesgos y, finalmente, se le operó a corazón abierto.
"UN CASO EXTRAORDINARIO"
A su juicio, el de Al Din es "un caso extraordinario" porque para que su corazón pudiera mantener su función "necesitaba triplicar el volumen de sangre que manejaba, ya que buena parte de la sangre se escapaba por el orificio de la herida". "De no haber sido operado hubiera llegado un momento que ese corazón hubiera capotado y hubiera sido una limitación tremenda para la vida de este hombre, que ha tenido que sufrir ya muchísimo todos estos años", ha afirmado Sáenz.
Además, el jefe del servicio de cirugía cardíaca de Policlínica Gipuzkoa, Ignacio Gallo, ha indicado que "la metralla había roto la aorta" y el espacio generado con la rotura "se había solapado con las estructuras internas del tórax, que taponaron la herida milagrosamente durante todo este tiempo de forma natural, facilitando que haya podido permanecer con vida hasta ahora".
El corazón de Al Din necesitaba triplicar el volumen de sangre que manejaba, ya que buena parte de la sangre se escapaba por el orificio de la herida
"Las consecuencias de la fístula es el agrandamiento del corazón, porque la sangre está llegando al corazón por un sitio inadecuado, de ahí la dilatación de sus dos ventrículos cardíacos" y la dilatación de la yugular, que "hacía que presentara un cuello un tercio mayor y en el que se observaba el latido", ha añadido Sáenz.
Tras la cirugía, que duró ocho horas, el paciente fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permaneció en observación las primeras 48 horas y después fue trasladado a la planta de hospitalización. La evolución postoperatoria ha sido "muy favorable, y el paciente fue dado de alta el 25 de enero", según las mismas fuentes.