Osakidetza ha adjudicado la construcción del edificio que albergará la nueva Unidad de Protonterapia para el tratamiento del cáncer en Euskadi. Concretamente en San Sebastián, dará servicio a toda Euskadi y a la población de Navarra, La Rioja, Cantabria, y las provincias de Burgos y Soria, en Castilla-León. Gracias a esta tecnología de vanguardia, es posible reducir los riesgos para el paciente, profundizando así en la humanización del tratamiento a las personas con cáncer.
En cuanto a las obras, se prevé que esta infraestructura sanitaria puntera, en la que el Gobierno Vasco ha comprometido cerca de 60 millones de euros, comiencen a finales de verano, de la mano de la UTE formada por las empresas Ferrovial Construcción, S.A., Construcciones Moyua, S.L. y Construcciones Intxausti, S.A., con un plazo de ejecución de 24 meses.
Gracias a esta tecnología de vanguardia, es posible reducir los riesgos para el paciente, profundizando así en la humanización del tratamiento a las personas con cáncer
La protonterapia es una modalidad especial de radioterapia implantada en muy pocos lugares, de hecho, Euskadi contará con uno de los diez aceleradores donados por la Fundación Amancio Ortega, valorado en 28 millones de euros, y se convierte en una de las primeras comunidades del Estado en acometer la puesta en marcha de la unidad, que ha de cumplir estrictos requisitos de seguridad para albergar el equipo.
El edificio proyectado para acoger la unidad de protonterapia cuenta con una nueva planta y una superficie construida de 9.625 metros cuadrados, divididos en otras cuatro plantas. Su espacio principal es el búnker de tratamiento, junto con áreas de consultas, diagnóstico y planificación, preparación de pacientes y áreas de trabajo para el personal. Además, el proyecto contempla un área específica de espera con zona de juegos infantiles, y una zona de preparación con tres boxes para niños y niñas menores de edad.
REDUCCIÓN DE RIESGOS PARA LOS PACIENTES
Según apuntan los expertos, el rasgo distintivo de esta tecnología es que utiliza protones en lugar de rayos X o electrones. Eso supone una radiación más localizada y, por tanto, una mejor distribución de la dosis y una menor afección al tejido sano que rodea al dañado, lo que a su vez se traduce en la reducción de efectos adversos futuros y del riesgo de desarrollar segundos tumores. Esto tendrá una gran trascendencia en pacientes con larga supervivencia, especialmente en la población pediátrica, que presenta un alto porcentaje de pacientes susceptibles de ser tratados mediante protonterapia.