El pasado 30 noviembre el País Vasco y Navarra fueron epicentro de una huelga general feminista dirigida a reclamar un sistema público de cuidados a las personas. Esta jornada reivindicativa convocada por el Movimiento Feminista, junto a los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas, Ehne, Etxalde y CGT, fue catalogada por los mismos como un “día histórico” para la igualdad, en el que se dio “un salto de gigante en la transformación que necesitan los cuidados”. Una transformación que han enfocada a diferentes sectores públicos, pero en el que Sanidad y Bienestar Social cobran una singular importancia.
Con el fin de valorar las protestas y poner sobre la mesa las principales demandas trasladadas al Gobierno Vasco y Foral, el delegado de ESK en Osakidetza,Patxi Nicolau, ha comentado a ConSalud.es que, en apoyo al movimiento feminista de Euskal Herria, los diferentes sindicatos han unido sus fuerzas para impulsar “un gran acuerdo social” dirigido a transformar y crear un sistema de cuidados públicos en el País Vasco y Navarra. Una reivindicación “básica para defender la centralidad de la vida dentro de la del trabajo diario y de la sociedad, y que recoja que todos podamos cuidar y ser cuidados mediante un acceso público y universal”, apunta.
Es necesario corregir de manera urgente, para “trasladar a manos de los responsables públicos esta obligación individual mayoritariamente femenina”, aclara el responsable de ESK
La jornada celebrada el pasado jueves puso un especial foco en el hecho de que tradicionalmente los cuidados a las personas dependientes han sido una responsabilidad eminentemente impuesta a las mujeres. Una circunstancia que es necesario corregir de manera urgente, para “trasladar a manos de los responsables públicos esta obligación individual mayoritariamente femenina”, aclara el responsable de ESK. En la misma línea, destaca, estos servicios del sistema público de cuidados “han de cumplir con la garantía de universalidad” para que todos los ciudadanos tengan a su alcance disfrutar de ellos en igualdad.
En ámbitos como el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) o el Instituto Foral de Bienestar Social se requiere que sus trabajadores sean “mejor considerados y empoderados”. Unos cometidos que en su mayoría los desempeñan “en precario” mujeres obligadas a llevar adelante jornadas parciales –no a tiempo completo-, y “que perjudican a futuro sus intereses profesionales”, desvela Nicolau, quien se muestra preocupado también por la “creciente tendencia a las privatizaciones en los servicios sanitarios y de bienestar social en Euskadi y Navarra”. Un derecho social que debe retornarse plenamente a la competencia pública, tal y como se ha reclamado en el marco de la huelga general feminista.
A quienes prestan esta asistencia hay que aplicarles una política de permisos reales “para fomentar una conciliación laboral que no implique la pérdida de poder adquisitivo de las mujeres"
Por otra parte, como elemento esencial para asegurar un sistema de cuidados públicos que alcance a toda la sociedad, desde ESK demandan a los responsables sanitarios “desarrollar y fortalecer la asistencia a domicilio” para llevar la salud y la atención a las personas que lo requieran. Igualmente, a quienes prestan esta asistencia hay que aplicarles una política de permisos reales “para fomentar una conciliación laboral que no implique la pérdida de poder adquisitivo de las mujeres y que, además, obliguen a los hombres a que nos corresponsabilicemos de estas tarea”, resalta el delegado sindical.
TODOS SEREMOS CUIDADOS
Desde las organizaciones convocantes hacen constar que disponer de unos servicios públicos universales e igualitarios rema a favor de toda la sociedad. “Entendemos que los pacientes, antes que nada, somos personas. En un momento determinado a lo largo del ciclo vital todos seremos cuidadores y todos vamos a ser cuidados. Por tanto, este sistema no se puede sostener si detrás no hay una organización potente para cubrir los cuidados”, asevera. No en vano, en la actualidad muchos de estos servicios están siendo soportados por el ámbito familiar o por cuidadoras de hogar, sobre todo por mujeres”. Una tendencia que hay que invertir con el compromiso decidido de las instituciones.
Una diferencia salarial que en Osakidetza el sindicato ESK ha cuantificado “en un 25%” entre los hombres y las mujeres, “porque las mujeres son las que más acceden a permisos para cuidados"
Al margen de la esfera familiar, los colectivos implicados en la huelga reivindican que los servicios sociales y sanitarios han de reforzarse: impulsando esta atención pública, ampliando las plantillas, mejorando las condiciones laborales y sociales, fomentando la conciliación, eliminando las brechas salariales. Una diferencia salarial que en Osakidetza el sindicato ESK ha cuantificado “en un 25%” entre los hombres y las mujeres, “porque las mujeres son las que más acceden a permisos para cuidados y jornadas parciales; lo que conlleva que no puedan cobran la carrera profesional en su plenitud”, aclara Nicolau.
CUIDADO FORMAL E INFORMAL
Por todo ello, el delegado sindical vasco demanda a las instituciones públicas que “fomenten ese espacio de cuidados formal sin olvidar que tenemos todo un amplio abanico de cuidados informales”, que son los que están sostenidos “mayoritariamente por mujeres” en el espacio familiar y también en el ámbito de la asistencia domiciliaria. “No podemos olvidarnos las miles de mujeres del hogar que trabajan para cuidar a nuestros abuelos o abuelas y que están sufriendo condiciones muy precarias, con jornadas inacabables como puede ser sistema de interna; un sistema para nosotros cuasi esclavista”, denuncia.
En definitiva, el creciente envejecimiento de la población hace especialmente acuciante que los responsables políticos apuesten por los cuidados sociales.