"El nivel de ingresos, el sexo y el país de nacimiento son determinantes en la salud física y mentalde la población navarra". Esta es la principal conclusión que se ha obtenido tras analizar la situación sanitaria en la comunidad foral, a través de los “determinantes sociales de la salud".
La Oficina de Análisis y Prospección del Gobierno de Navarra, en colaboración con el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), ha realizado este estudio que presentaron el vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad, Félix Taberna, y el consejero Salud, Fernando Domínguez.
“Se corrobora un peor estado de salud en población con menor nivel de renta. Por ejemplo, se constata una mayor prevalencia de padecer obesidad o mayor probabilidad de un diagnóstico de trastorno mental en personas con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales. También se perciben desigualdades de género en algunos indicadores. Por ejemplo, existe una mayor probabilidad de experimentar depresión y ansiedad en el caso de las mujeres. Si bien es cierto que los hombres tienen mayor probabilidad de ser diagnosticados de un trastorno adictivo”, apunta Félix Taberna.
Se corrobora un peor estado de salud en población con menor nivel de renta
En cuanto al indicador de la renta, vemos que quienes ingresan más de 18.000€/año tienen un mejor estado de salud. En relación al sobrepesoy a la obesidad, se evidencian mayores niveles de obesidad en los sectores de población que presentan unos menores niveles de renta. Atendiendo a los resultados, se puede concluir que el hecho de pertenecer al grupo de población con un nivel de renta inferior a 18.000€/año es un determinante social que se vincula de forma directa a una mayor prevalencia de padecer obesidad. De este modo, si el 7,4% de las personas que ingresan más de 18.000€/año son obesas, este porcentaje es el 11,3% para quienes tienen bajo nivel de ingresos.
En cuanto a la diabetes, si el 2,2% de las personas que ingresan más de 18.000€/año tienen diabetes mellitus tipo II, este porcentaje asciende al 4,2% para quienes tienen un menor nivel de ingresos. En el ámbito de la Salud Mental el 2,3% de quienes cuentan con menores ingresos tienen trastorno adictivo y el 1,8% trastorno mental grave. Estos porcentajes se reducen al 0,3% y al 0,5%, respectivamente, en el grupo de población que ingresa más de 18.000€/año.
En lo que respecta a la utilización de recursos sanitarios por parte de la población (visitas en Atención Primaria, Atención Hospitalaria, Red de Salud Mental, Urgencias Hospitalarias y Hospitalización Urgente), se observa que es notablemente superior en aquellos sujetos que percibían rentas menores a 18.000€/año en comparación con quienes ingresaban por encima de esta cantidad. Por ejemplo, en cuanto a su prevalencia sobre cada total poblacional, el 14% de las personas que ingresan más de 18.000€/año fueron a Urgencias Hospitalarias, mientras que este porcentaje asciende al 27,3% para quienes tienen niveles bajos de ingresos. Destaca, por su diferencia cualitativa, la utilización más frecuente de la Red de Salud Mental y la Hospitalización Urgente en los niveles de ingresos inferiores a 18.000€/año.
La probabilidad de experimentar depresión y ansiedad aparece de forma significativa en mayor medida en el caso de las mujeres
En cuanto a las diferencias de género, se han detectado desigualdades significativas en el ámbito de la salud mental. La probabilidad de experimentar depresión y ansiedad aparece de forma significativa en mayor medida en el caso de las mujeres. Cierto es que los hombres tienen más probabilidad de ser diagnosticados de un trastorno adictivo. El estudio también concluye que las mujeres son más responsables con el cuidado en general y la salud.
En el caso de las mujeres con diabetes, la probabilidad de un mal control de la enfermedad es menor en un 5,6% con respecto a los hombres. Por tanto, la probabilidad de la medición es mayor y, además, su control es mejor: acuden más a los recursos y son más responsables con el autocuidado. Por otro lado, durante la pandemia se comprueba que hubo una mayor incidencia de la COVID-19 entre las mujeres en comparación con los hombres. Esto se explica por el papel de las mujeres en los cuidados de las personas, así como por el alto grado de feminización del personal sanitario, que fue un colectivo de especial riesgo de contagio.
En la investigación también se constatan resultados relevantes en la población inmigrante. En contra del planteamiento de que este colectivo se caracteriza por una mayor utilización de los servicios de salud se evidencia que su uso es menor en la Atención Primaria y Hospitalaria. Este patrón de uso de los servicios se complementa consecuentemente con una mayor frecuentación de los servicios de urgencias en este colectivo de salud.
El consejero Domínguez ha explicado que “desde el Departamento de Salud tenemos la responsabilidad de, una vez conocida esta información a nivel descriptivo, llevar a cabo las acciones que permitan aminorar el máximo posible estas desigualdades en todo cuanto se refiere al acceso y mantenimiento de la salud de la población”.