Parece incomprensible que la Consejería de Salud de Murcia esté todavía a vueltas con el concurso de Terapias Respiratorias Domiciliarias (TRD), que lleva meses sin adoptar una decisión. Este concurso, posiblemente uno de los más desafortunados de los últimos años, empezó mal y si los responsables murcianos no lo remedian, va a terminar mucho peor, especialmente para los pacientes.
Primar, exclusivamente, el aspecto económico sobre el técnico no es una buena decisión, máxime cuando está en juego la salud, el bienestar y la calidad de vida de miles de pacientes que necesitan diariamente asistencia domiciliaria para que les suministren el oxígeno necesario para seguir viviendo. Por eso no se comprende como la Consejería de Salud de Murcia está “jugando” o peor aún, “especulando” con la salud de estas personas con el famoso concurso de Terapias Respiratorias Domiciliarias que parece se encuentra en un callejón sin salida.
¿Por qué se llega a esta situación? La respuesta es muy sencilla, por cuestiones económicas. Las condiciones de partida que presentó la Sanidad Murciana para poder optar a este concurso no las podían aceptar ninguna de las empresas especializadas y de toda solvencia que operan en este mercado y como consecuencia de ello, no se presentaron al concurso. Este hecho dejó vía libre para las empresas de tercer nivel que no tienen ninguna experiencia en este campo, como Acciona y Ferrovial, y lo que es peor aún, no tienen autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para comercializar ningún tipo de medicamento (recordemos que el oxígeno medicinal es un medicamento que requiere prescripción médica).
La tercera empresa que opta al concurso es Contse, perteneciente a Carburos Metálicos, una empresa que ha sido descartada de varios concursos públicos por no dar el mínimo de calidad exigido y que su mejor argumento son los precios bajos, que para muchos expertos en el sector, podrían estar haciendo dumping, una práctica prohibida que consiste en vender por debajo del precio de coste con el fin de eliminar a la competencia y adueñarse del mercado. Contse, que actualmente solo presta servicio de TRD a unos 6.000 pacientes en la provincia de Huelva, lo único que se ha encontrado en este negocio son numerosas quejas por parte de pacientes que han mostrado su descontento y malestar con el servicio recibido calificándolo de trato "horroroso" y "vergonzoso".
Ante esta situación la Consejería de Salud de Murcia no lo tiene fácil y por ello, posiblemente, no ha optado todavía por resolver el concurso. Si siguen adelante con las ofertas de estas tres empresas, se enfrentan a una situación que puede ser muy complicada para el consejero Villegas, ya que, si el servicio que prestan estas empresas no está a la altura que requiere para un tema tan delicado como este, sin duda los pacientes le pasarán factura. Pero si deciden anular el concurso alegando cualquier excusa puede ser aún peor, porque el prestigio, la credibilidad y fiabilidad de la Consejería y del propio Consejero quedará en entredicho, ya que sería igual que admitir que se han equivocado y han promovido una situación sin mucho sentido, anteponiendo el aspecto económico sobre la salud y bienestar de los pacientes.
Si a esto le unimos que los pacientes murcianos han presentado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por este concurso, no parece que lo tenga fácil el Consejero que se puede jugar mucho (recordemos que el 2019 es año electoral en las Comunidades Autónomas) a cambio de muy poco, que es lo que se podría ahorrar con este concurso de TRD, un coste que supone una minucia en el cómputo total de los presupuestos sanitarios de la Comunidad Murciana.
La “maniobra” que realizó la Consejería el pasado viernes, con la apertura pública de sobres del concurso de TRD puede ser que busque una salida “airosa” para su situación, ya que parece que se presentaron ciertas anomalías, como fue anunciar las puntuaciones técnicas de las empresas concursantes antes de solicitar la acreditación necesaria para poderse presentar, lo que supondría un error importantísimo y sin precedentes que traería consigo la presentación del correspondiente recurso y por tanto la anulación inmediata del concurso en Murcia. De esta forma el Consejero Villegas salvaría su reputación y enviaría la patata caliente a los tribunales de recursos de contratación que tendrían que decir la última palabra.