La Consejería de Salud de Murcia ha conseguido reducir casi un 40% el consumo de antibióticos por parte de niños menores de tres años gracias al ‘Programa de uso responsable de antibióticos en la primera infancia’ que se puso en marcha en 2017.
Antes de la creación de este programa, la cifra de consumo de estos medicamentos en menores de tres años era de 17,77 dosis diarias por cada mil habitantes. Actualmente, esa cifra se ha reducido a 11,14 dosis.
Los niños menores de tres años con el grupo de edad que más antibióticos consume.
“Se trata de una disminución considerable y supone una excepcional noticia, ya que el uso abusivo de este tipo de fármacos ha provocado un grave problema de salud pública”, ha explicado el consejero de Salud, Manuel Villegas, en una visita al Centro de Salud Mariano Yago de Yecla.
Villegas informó de que los pediatras de toda la región van a tener acceso a los datos de consumo de cada niño. De forma que “el profesional podrá conocer si el menor está teniendo un consumo excesivo y adoptar medidas para reducirlo”.
La mitad de las prescripciones de antibióticos son de dudoso o nulo valor terapeútico
“Si no se modifica la forma de prescribir y de utilizarlos, la resistencia a los antibióticos seguirá representando una grave amenaza”, subrayó Villegas. “La gran mayoría de las infecciones que cualquier persona sufre”,explicó, “están producidas por virus, frente a los que los antibióticos no sirven de nada, como es el caso de la gripe o del catarro. Además, la mayoría, alrededor del 90%, de las infecciones que padecen los niños menores de tres años son de origen viral y, sin embargo, forman el grupo edad con mayor consumo de antibióticos”.
Dentro de las intervenciones previstas en el programa, se han puesto marcha recientemente actuaciones formativas dirigidas a los médicos y enfermeros de los servicios de urgencias con el fin de mejorar la utilización de los antibióticos en los niños que acuden a estos servicios y actualizar el conocimiento sobre el uso responsable.
Se calcula que el 50% de las prescripciones son de dudoso o nulo valor terapéutico. Además, el 85% se destina a tratar infecciones respiratorias, donde las indicaciones de antibióticos son escasas.
La aparición y propagación de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos es una de las amenazas más graves a las que se enfrenta la salud pública y constituye uno de los desafíos más importantes de la medicina moderna.