La consejera de Salud de La Rioja, María Marín, acompañada por el subdirector del Área de Salud, Carlos Piserra, la directora de Enfermería de Atención Especializada, Yolanda Caro, y la neuropediatra Mª Luisa Poch, visitó la Unidad de Neonatología del Hospital San Pedro donde se desarrolla una acción pionera en atención temprana para el cuidado y tratamiento de neonatos denominada Programa de Seguimiento del Desarrollo de los Niños de Riesgo.
Según indicó la consejera, su objetivo es “detectar y atender cuanto antes los retrasos y alteraciones del proceso normal de crecimiento y de maduración de los recién nacidos con el fin de mejorar su desarrollo posterior y su calidad de vida”.
Martín explicó que la Unidad de Neonatología, encargada de la atención temprana, está integrada actualmente por “tres especialistas, 19 enfermeras, 9 auxiliares, y cuenta con 11 incubadoras y 13 puestos de cuna”.
Además, la consejera subrayó que cada año ingresan “cerca de 200 neonatos, en torno al 7-8% de los nacidos anualmente en La Rioja. De estos, 170 son atendidos dentro del programa de Seguimiento del Desarrollo de los Niños de Riesgo, ya que precisan de acciones e intervenciones que ayuden a completar o estimular su desarrollo". En el mismo, participan profesionales de Neuropediatría, Rehabilitación, Fisioterapia y Neonatología.
En el programa las familias juegan un papel esencial, que participan desde el principio en los cuidados
“Esta acción contribuye a disminuir los niveles de ansiedad y el estrés de los padres ante una situación tan traumática como es no poder llevarse a casa a su hijo recién nacido o no estar las primeras horas tras el nacimiento de éste a su lado”, matizó la titular de Salud.
El programa, que conlleva un seguimiento protocolizado del menor, se inicia durante la estancia en la unidad neonatal, y en él las familias juegan un papel esencial. A este respecto, la neuropediatra Mª Luisa Poch recalcó que “siempre intentamos que las familias participen desde el principio en los cuidados, como pasa también con el programa Canguro, que consistente en favorecer el contacto ‘piel con piel’ entre la madre y el padre con el recién nacido; con las técnicas para estimular a los bebés; o con los cambios posturales”.
La atención temprana continúa una vez que los niños son dados de alta del hospital a través de la realización de controles periódicos en las consultas y en las salas de Atención Temprana. Como mínimo, los niños son vigilados hasta los 3 años, momento en el que son escolarizados, prolongándose hasta los 6 años o más si fuera necesario.