En ConSalud.es entrevistamos a Justo Sancho-Miñano, que el pasado 6 de noviembre resultó reelegido como presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Melilla (ICOMME) para los próximos cuatro años. Tras su llegada al cargo en 2020, el facultativo ha vivido un periodo de gran intensidad en la sanidad melillense y afronta ahora una nueva etapa a las riendas del organismo colegial. Entre las principales metas que se le presentan aparece la de defender a unos facultativos que escasean cada vez más en la ciudad autónoma.
Después de estos últimos cuatro años especialmente ‘movidos’ en el ámbito sanitario de Melilla -reconocimiento de plaza de difícil cobertura, huelgas médicas y ciudadanas, muchos ministros de Sanidad y gestores por el camino- se ha animado a repetir. ¿Por qué lo ha hecho y cómo valora esta última etapa al frente de ICOMME?
Bueno, nos hemos animado a presentar nuestra candidatura porque tampoco veíamos que hubiera ninguna otra candidatura alternativa. Efectivamente, han sido cuatro años muy complicados, con una pandemia, con una huelga, con unos constantes vaivenes de dirigentes y, sobre todo, con poca acción y mucho sufrimiento por parte de la profesión. Sin embargo, estamos dispuestos a seguir adelante y continuar peleando por la dignidad de nuestra profesión, pues somos servidores públicos y, al fin y al cabo, lo que hará será repercutir sobre el bienestar de toda la sociedad.
¿Cree que se ha logrado algún avance destacable para los facultativos melillenses en los últimos cuatro años?
Lo cierto es que ha habido pocos avances para el colectivo, porque estamos observando cómo la Administración no está por la labor de avanzar y dilata todo lo que puede en el tiempo los grupos y comisiones de trabajo. Se publicó en el BOE hace ya dos años el decreto de áreas de difícil cobertura para Ceuta y Melilla, y no se ha hecho nada ni se ha aplicado ningún incentivo desde entonces. Yo creo que es la prueba más palpable de que no tienen voluntad ni ganas de mejorar nuestra sanidad, o bien, carecen de capacidad para hacerlo.
¿Se han sentido los facultativos en algún momento abandonado por parte de los responsables sanitarios que detentan las competencias sanitarias de Melilla (Ingesa y Ministerio de Sanidad)? ¿En qué sentido?
Por supuesto que nos hemos sentido abandonados y nos sentimos abandonados; máxime cuando no se nos hace caso, no se nos escucha, no se nos tiene como interlocutores válidos, se busca cualquier excusa para no sentarse con nosotros y, además, uno ha de soportar algunas de las declaraciones de nuestros dirigentes. Cuando se escucha lo que se escucha de ellos uno se da cuenta de que en realidad no tienen ni idea de lo que tienen entre manos o hasta dónde llega su capacidad de gestión.
La crisis sanitaria es evidente porque casi todos los servicios son deficitarios y además no se percibe a Melilla como un destino atractivo
Me refiero, por ejemplo, a la reciente carta de la ministra de Sanidad –Mónica García- animando a las consejerías a establecer estrategias para contratar a los MIR que terminaban su formación; o, también, las declaraciones del secretario de Estado –Javier Padilla- asegurando que estaba muy apesadumbrado porque la ciudad autónoma no realiza los programas de cribado de cáncer, que están en manos de Ingesa. Uno se pregunta en manos de quiénes estamos.
Ahora se abre un nuevo marco temporal. ¿Cuáles son los principales objetivos que se marca durante su nuevo mandato al frente del Colegio de Médicos de Melilla? ¿Por dónde se plantea empezar?
En primer lugar, lo que vamos a intentar es que ICOMME forme más parte de la sociedad civil y sea un colegio que construya. Durante estos cuatro años nos hemos dedicado más a pagar fuegos y a solventar una serie de problemas, que no vamos a nombrar, y que tenían al colegio muy maniatado. Queremos colaborar y estar presentes en la sociedad civil. El año que viene celebramos el centenario del colegio y queremos hacer un ciclo de eventos científicos y culturales con el que conmemorar esta efeméride; y, en el día a día del colegio, queremos ser más útiles para nuestros colegiados en todos los sentidos y pelear por dignificar nuestra profesión.
¿Cómo definiría la actual realidad que se encuentran los médicos que ejercen en la sanidad pública de Melilla y los propios pacientes? ¿Cuáles son estos problemas que llevan a hablar de una ‘crisis sanitaria’?
La crisis sanitaria es evidente porque casi todos los servicios son deficitarios y además no se percibe a Melilla como un destino atractivo. Entre otras cosas, porque todas las CC.AA. han ido mejorando las condiciones de sus facultativos, precisamente para que no se marchasen a la región de al lado a trabajar. Y nosotros nos hemos quedado como siempre, aislados y gobernados a distancia sideral desde Madrid.
Estamos gobernados por responsables a las que no les importamos mucho, entre otras cosas, porque ellos no son usuarios de nuestro sistema sanitario y, seguramente, vayan a sus hospitales de referencia
Además, estamos gobernados por responsables a las que no les importamos mucho, entre otras cosas, porque ellos no son usuarios de nuestro sistema sanitario y, seguramente, vayan a sus hospitales de referencia o a sus clínicas privadas si lo estiman oportuno; lo cual yo no juzgo, simplemente insisto en que hay que predicar con el ejemplo. Hay gente que sirve más para ‘pancartear’ que para gestionar.
¿Cómo valora la inminente apertura del nuevo Hospital de Melilla? ¿Ayudará a la ciudad y al colectivo médico?
No sabemos cuándo va a ser la apertura, lo que sí sabemos es que un hospital en sí mismo no es garante de que se solucionen una serie de problemas. Lo llevamos diciendo muchos años, había cosas que había que empezar a hacer antes de que el hospital fuera una realidad. Siempre se nos ha contestado lo mismo, partiendo de que con el hecho de abrirse, por una serie de sucesos mágicos, todo se fuera a solucionar.
Realmente estamos muy preocupados. Primero, por la falta de personal y, después, porque creemos que hay una falta de perspectiva y una lejanía en la gestión
Realmente estamos muy preocupados. Primero, por la falta de personal y, después, porque creemos que hay una falta de perspectiva y una lejanía en la gestión que, espero equivocarme, puede ser un gran generador de problemas.