El traspaso de las competencias en Formación Sanitaria Especializada (FSE) a algunas CC.AA. por parte del Gobierno de Pedro Sánchez es un mantra que cada cierto tiempo vuelve a sobrevolar la actualidad sanitaria nacional. La última visita a la Moncloa del president de la Generalitat, Salvador Illa, ha servido para reactivar algunas de las líneas de trabajo dirigidas a un mayor autogobierno en Cataluña. Entre las mismas, se pudo conocer que el Ejecutivo y la Generalitat mantendrán una nueva reunión para abordar este y otros posibles traspasos competenciales a comienzos del 2025.
La aspiración catalana de hacerse con el control de la FSE –incluido MIR y EIR- no es algo nuevo. Antes de la llegada de Olga Pané a la cartera de Salud catalana, sus predecesores, Josep Maria Argimon y Manel Balcells, ya habían apostado con fuerza por consumar esta posibilidad, alegando que se trata de una competencia sanitaria amparada en el Estatuto de Autonomía. No en vano, el último acuerdo entre PSOE y Junts para la investidura de Sánchez granjeó a la formación independentista un compromiso para recibir más competencias en sanidad.
En el País Vasco y Galicia sus socios nacionalistas –BNG y EH-Bildu– presionan también para que esta autogestión de la FSE llegue a sus territorios
Desde entonces, poco más se ha conocido al respecto, salvo esta próxima reunión que tendrá lugar durante el primer trimestre del año venidero –previsiblemente en febrero- . Sin embargo, los compromisos adquiridos por Pedro Sánchez para auparse a la presidencia del Gobierno no se circunscriben exclusivamente a Cataluña, donde ERC es también un histórico defensor de la idea; en el País Vasco y Galicia sus socios nacionalistas –BNG y EH-Bildu- presionan también para que esta autogestión de la FSE llegue a sus territorios.
En el País Vasco la propuesta de EH-Bildu para solicitar al Gobierno las competencias en formación de residentes de todas las especialidades sanitarias –crear un MIR vasco- fue tirada por tierra en febrero de 2023, con el voto en contra del resto de partidos del Parlamento autonómico. Pese a ello, la formación independentista no ha cejado en su empeño de lograrlo y cuenta con la posición de poder que le otorgan sus seis escaños en el Congreso de los Diputados, claves para la actual estabilidad del Ejecutivo nacional.
En relación con las competencias sanitarias, cabe recordar que el Gobierno trasladó a Euskadi la gestión de la homologación y equivalencia de títulos y estudios universitarios extranjeros este pasado mes de marzo
Por otra parte, en relación con las competencias sanitarias, cabe recordar que el Gobierno trasladó a Euskadi la gestión de la homologación y equivalencia de títulos y estudios universitarios extranjeros este pasado mes de marzo. Término acordado con el PNV para su apoyo de investidura a Sánchez. Entre las funciones derivadas, se encontraba la acreditación de profesionales sanitarios extracomunitarios, que hasta ahora desarrollan –no sin dificultades- el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Universidades. Pese a ello, el Tribunal Supremo suspendió cautelarmente este traspaso el pasado mes de julio.
La última CC.AA. que podría salirse del tablero nacional único de la FSE es Galicia. Desde el BNG lograron arrancar en el pacto de investidura con el PSOE la posibilidad de renegociar la transferencia de la gestión del MIR a Galicia si así lo acuerda por unanimidad el Parlamento autonómico. Una circunstancia que, por el momento, parece lejana a la vista de la mayoría absoluta del PP de Galicia de Alfonso Rueda. Prueba de ello, el propio Servicio Gallego de Salud (Sergas) definió como una “mala noticia” la posibilidad de que la formación especializada dejase de estar centralizada.
RECHAZO GENERALIZADO
El interés autonómico por ‘romper’ la uniformidad de la Formación Sanitaria Especializada en nuestro país, no va más allá de los casos concretos de estas formaciones en Cataluña, País Vasco o Galicia. El resto de CC.AA. se han pronunciado como contrarias a esta posibilidad, basándose en argumentos como que supondría una perdida en la equidad del Sistema Nacional de Salud, mayores desigualdades en la formación de los profesionales, más dificultades en el acceso a la FSE, que agravaría la actual falta de profesionales o rompería un sistema formativo consolidado y referente en Europa.
“El MIR ahora funciona a nivel nacional permitiendo igualdad de oportunidades y seleccionando a los mejores, independientemente del lugar de origen. Transferirlo a las comunidades autónomas no aporta ninguna mejora"
De la misma manera, los diferentes colectivos, sindicatos y asociaciones del ámbito sanitario nacional tienen claro que la derivación de estas competencias supondría un paso atrás. “Es un grave error, el MIR ahora funciona a nivel nacional permitiendo igualdad de oportunidades y seleccionando a los mejores, independientemente del lugar de origen. Transferirlo a las comunidades autónomas no aporta ninguna mejora y traerá muchos problemas”, aseguraba Vicente Matas, coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada.
En la misma línea, desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) reflejaban a este respecto que “supondría dinamitar un modelo de éxito con nefastas consecuencias tanto para los especialistas en formación como para los centros docentes, y por extensión para todo el sistema sanitario, lo que terminaría afectando también a los pacientes, destinatarios últimos del mismo”. Asimismo, desde Amyts alegaban que supone “abrir la posibilidad de la fragmentación por motivos partidistas -no técnicos- de lo poco que le queda en común al SNS”.