La Consejería de Sanidad de la Xunta de Galicia ha decidido poner freno al consumo de bebidas energéticas en menores a partir del próximo año. Para lograrlo, el departamento está ultimando una nueva Ley de prevención de adicciones dirigida a limitar el consumo y venta de estos productos en los jóvenes gallegos que no hayan alcanzado la mayoría de edad. Esta norma ha surgido fruto de la preocupación por el alarmante aumento del consumo de estas bebidas entre los menores y los riesgos que su consumo habitual puede conllevar en su salud.
Galicia se convertirá en la primera CC.AA. en imponer un veto en este ámbito, si bien algunas otras regiones como Castilla y León, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana no han cerrado las puertas a seguir los mismos pasos. No en vano, según datos del Ministerio de Sanidad, en Galicia cuatro de cada diez alumnos de Secundaria reconocen consumir bebidas energéticas regularmente, siendo mayor la costumbre entre los varones. Una preocupación que el Dr. Francisco Pita, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), tacha para ConSalud.es de “fundada”, dado que “su consumo en altas cantidades puede ser dañino para el organismo”.
“Los menores de edad son un grupo de interés para la educación, prevención y promoción de la salud, por lo que es especialmente importante evitar aquellos productos que puedan ser perjudiciales"
De esta manera, desde SEEN se muestran partidarios de iniciativas como la llevada a cabo por la Xunta y “desaconsejan” el consumo de este tipo de bebidas especialmente entre los más jóvenes. “Los menores de edad son un grupo de interés para la educación, prevención y promoción de la salud, por lo que es especialmente importante evitar aquellos productos que puedan ser perjudiciales para ellos”, remarca el endocrinólogo, quien aclara también que este estrato social “presenta una mayor tendencia adictiva y una menor percepción del riesgo”; asimismo su consumo desde edad temprana implica “un mayor efecto acumulado a lo largo del tiempo”.
UNA “BOMBA” PARA EL CUERPO
Este tipo de bebidas energéticas, “alentadas por la publicidad”, trasladan una serie de beneficios que sobre el papel “no han demostrado ninguna mejora en el rendimiento ni nutricional”. Más allá de esto, prosigue el doctor Pita, su composición a base de grandes cantidades de cafeína, taurina, azúcar e hidratos de carbono, en un consumo excesivo, puede producir “taquicardias, arritmias, empeoramiento de dolencias cardiacas o posibilidad de alteraciones metabólicas. Además, la presencia de cafeína genera adicción psicológica”.
“Los datos que se disponen indican que la combinación de este tipo de bebida con alcohol puede asociarse a una mayor intoxicación etílica"
Mención aparte, este producto está contraindicado en personas con patologías neurológicas (epilepsia) o psiquiátricas (trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y trastornos del control de los impulsos). Sin embargo, el especialista en endocrinología “no recomendaría el consumo de estas bebidas de manera general” para cualquier persona, independientemente de su edad, pues considera que desde el punto de vista de la composición, cualquier beneficio que pretendamos buscar en ellas puede obtenerse “a través de alimentación saludable”.
A esta concentración de sustancias potencialmente dañinas de las bebidas energéticas, ha venido a sumarse la costumbre de muchos menores de mezclarlas con el alcohol. Una circunstancia que multiplica sus efectos en el organismo. “Los datos que se disponen indican que la combinación de este tipo de bebida con alcohol puede asociarse a una mayor intoxicación etílica, un aumento del riesgo en la conducción y un incremento de la probabilidad de dependencia alcohólica, ya que se produce una disminución de la percepción de intoxicación, una mayor estimulación y un aumento del deseo del consumo”, revela el miembro de SEEN.
ESTRATEGIA COMPARTIDA
Desde el Ministerio de Sanidad se han pronunciado también a favor de “limitar el acceso y el consumo de los menores a las bebidas energéticas", conforme recomienda la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Sin embargo, de manera efectiva las competencias para establecer cualquier medida al respecto en el ámbito nacional corresponden al Ministerio de Consumo. En esta línea, la última documento con recomendaciones trasladado desde este departamento data de 2022, y advierte de que estas bebidas en adolescentes pueden provocar “alteraciones en el sueño, efectos psicológicos, alteraciones conductuales y trastornos cardiovasculares”.
El consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Marciano Gómez, declaraba que "se estudiará de forma sensata y serena la restricción de las bebidas energéticas a menores si procede"
De la misma manera, desde Europa también se han mostrado concernidos por este asunto. Así, el Reglamento (UE) 1169/2011 obliga a incluir la siguiente mención en el etiquetado de bebidas con alto contenido en cafeína: "Contenido elevado de cafeína: No recomendado para niños ni mujeres embarazadas o en período de lactancia", en el mismo espacio visual que la marca de la bebida, asimismo ha de figurar una referencia al contenido de cafeína expresado en miligramos por 100 mililitros. Sin embargo, la nueva ley gallega se presenta como un punto de inflexión en las normativas para erradicar su consumo en menores.
Tras conocerse esta iniciativa por parte del Gobierno de Alfonso Rueda, los responsables políticos de otras CC.AA. han puesto el foco en la posibilidad de impulsar leyes similares. Así, el consejero de Sanidad de Castilla y León, Alejandro Vázquez, ha asegurado "estar estudiando la posibilidad". Por su parte, el consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Marciano Gómez, declaraba que "se estudiará de forma sensata y serena la restricción de las bebidas energéticas a menores si procede". Mientras, la directora general de Salud Pública de Castilla-La Mancha, Laura Ruiz, concluía que esta prohibición resulta "interesante" y digna de “estudiar".