Galicia ya cuenta con un protocolo unificado de actuación ante casos sospechosos de sumisión química en su sistema de salud. Así lo ha destacado la ministra de Promoción del Empleo e Igualdad, María Jesús Lorenzana, tras su reunión con el director general de Atención Sanitaria del Sergas, Jorge Aboal, quien ha hecho entrega de un documento ya enviado a las siete áreas sanitarias para que empiecen a trabajar de forma inmediata pero que será objeto de permanente revisión y actualización con los aportes recibidos.
En este sentido, Lorenzana hará llegar este documento al Observatorio Gallego de Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Promoción del Empleo e Igualdad, para que su contenido sea trasladado a sus miembros y sometido a alegaciones.
En concreto, el protocolo define las sustancias más habituales en los casos de sumisión química y los indicadores de sospecha que debe tener en cuenta el personal sanitario tanto de atención primaria como de urgencias hospitalarias, indicando siempre la derivación a este último en caso de sospecha.
La víctima suele ser una mujer joven, normalmente menor de 30 años y el agresor un hombre que en un alto porcentaje conoce a la víctima
Dentro de los servicios de urgencias, el protocolo define los motivos de consulta que se deben registrar en la historia clínica durante el proceso de triaje y hace recomendaciones como la realización de la anamnesis, es decir, preguntar al paciente con box cerrado y seguidamente realizae la exploración física.
Finalmente, el protocolo establece las pruebas diagnósticas y toxicológicas a realizar en este tipo de casos, tanto para detectar las consecuencias clínicas de la exposición química como para descubrir las sustancias utilizadas en el presunto delito. En este último caso, el documento indica los marcajes a realizar en el momento de la solicitud de estas pruebas a través del sistema de historia clínica electrónica y define los procedimientos médico legales para recoger estas muestras y garantizar una cadena, mediante denuncia previa.
Finalmente, el protocolo establece la necesidad de extender una parte de las lesiones en todos los casos y marca las pautas de seguimiento clínico posterior para, según las circunstancias del caso, proceder a la profilaxis ante posibles infecciones o la derivación a salud mental. unidades o trabajo social de apoyo a la víctima.
La exposición de motivos del protocolo define el sometimiento químico y destaca que el Instituto Nacional de Toxicología ha detectado en los últimos años un aumento de los casos de agresión sexual en situaciones de abuso de alcohol y otras drogas y también de uso intencionado de sustancias químicas. En estos casos la víctima suele ser una mujer joven, normalmente menor de 30 años, mientras que el agresor suele ser un hombre que, en un alto porcentaje de los casos, es un conocido de la víctima.
Se identifica como fármacos habituales aquellas sustancias solubles en medio acuoso que no suelen dar olor, sabor o color a la bebida
El protocolo identifica como fármacos habituales en estos casos aquellas sustancias solubles en medio acuoso que no suelen dar olor, sabor o color a la bebida en la que se utilizan, que son eficaces a dosis bajas y que tienen efectos inespecíficos que podrían confundirse con una intoxicación por alcohol o una enfermedad, para no levantar sospechas.
Estas drogas pueden ir desde las benzodiazepinas hasta alcaloides como la burundanga, analgésicos como la ketamina o el fentanilo, pasando por barbitúricos como el éxtasis líquido (GHB) u opiáceos, LSD y otros derivados alucinógenos.
Todos ellos producen una afectación del estado de conciencia de forma relativamente rápida y prolongada y provocan un mayor o menor grado de amnesia que puede llevar a la víctima a dudar de la existencia de una agresión sexual.
Ante estas situaciones, el objetivo de este protocolo es sistematizar la sospecha, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de las víctimas para coordinar las actuaciones entre la salud pública y los servicios policiales y judiciales para asegurar el correcto tratamiento de la víctima y facilitar la persecución del sospechoso.