Este pasado jueves, 11 de mayo, finalizó oficialmente la convocatoria extraordinaria del MIR de 2023. La especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha sido la única que no ha logrado cubrir el total de sus plazas -131 han quedado vacantes después de la repesca-. Una realidad que viene a reflejar la necesidad de profesionales sanitarios en este estrato esencial de la atención al pacientes que constituye la Atención Primaria en España; y prueba, además, que el primer nivel asistencial no resulta tan atractivo para los candidatos como lo han sido otros ámbitos sanitarios que sí han logrado copar sus convocatorias. Se completa, de esta manera, un círculo vicioso en el que la atención más necesaria –la Primaria- es la que más cuesta abastecer de efectivos.
En el marco de las CC.AA. que más vacantes han dejado sin ocupar encontramos a Galicia, con 33 residencias sin dueño –sólo por detrás de Castilla y León (40)-. Una realidad que mucho tiene que ver, entre otros factores, con la “dispersión y el aislamiento” de bastantes centros de salud en las localidades gallegas, según ha trasladado a ConSalud.es el secretario general de CESM-Galicia, Enrique Marra. Al responsable sindical no le sorprende que su región sea una de las que tengan más dificultades para atraer el talento médico, teniendo en cuenta la “alta sobrecarga laboral” y las “mejores condiciones” que un profesional puede encontrar en otros lugares o en la propia sanidad privada.
“Se trata de enclaves rurales donde a los facultativos no les interesa ejercer porque en muchos casos trabajan prácticamente solos e incluso existen problemas a la hora de encontrar un tutor para los residentes"
Las plazas vacantes en Galicia durante la convocatoria inicial del MIR fueron en un 51% en el área sanitaria de Lugo; un 36% en Ourense y un 13% en Ferrol. “Se trata de enclaves rurales donde a los facultativos no les interesa ejercer porque en muchos casos trabajan prácticamente solos e incluso existen problemas a la hora de encontrar un tutor para los residentes. Los MIR han de continuar un proceso formativo y estos lugares no ofrecen por el momento las mejores condiciones para desarrollarlo”, apunta el Dr. Marra. De este modo, la convocatoria extraordinaria sólo sirvió para reducir el total de plazas vacantes gallegas de 39 a las 33 actuales.
COMBATIR LA ATOMIZACIÓN Y MEJORAR LA FORMACIÓN
Galicia es una comunidad autónoma con muchas pequeñas localidades rurales en las que los centros de salud están significativamente dispersos. Esta circunstancia conlleva que los recursos sanitarios, materiales y humanos, tengan que diversificarse también a lo largo de la geografía gallega. En este contexto, mejorar la eficiencia y capacidad de estos puntos de atención sanitario sería una buena vía para crear un ecosistema más atractivo a la hora de atraer talento médico. “En un solo Ayuntamiento puede haber hasta tres centros de salud, algunos pequeñísimos. Nosotros consideramos que la dirección a seguir pasa por concentrar muchos de ellos y construir espacios óptimos para que se puedan formar equipos de trabajo más profesionales”, plantea el facultativo de CESM.
La Medicina de Familia parte con un serio problema de base a la hora de lograr ser atractiva para los residentes: la dificultad de continuar aprendiendo
El responsable sindical gallego aboga por la necesidad de “un cambio de modelo” a la hora de abordar la Atención Primaria por parte de los responsables sanitarios. Por un lado, considera que la Medicina de Familia parte con un serio problema de base a la hora de lograr ser atractiva para los residentes: la dificultad de continuar aprendiendo. “La Medicina de Familia y Comunitaria es un ámbito asistencial para ejercer fuera de los hospitales y, sin embargo, la mayor parte de la actividad formativa que se desarrolla tienen lugar en un centro hospitalario. Esto no tiene ningún sentido y es lógico que se desaliente a los candidatos”.
De esta manera, “trasladar la formación a los centros de salud” y no a los hospitales es una de las líneas de trabajo que señala el facultativo gallego para hacer “más atractivas” estas plazas. No sólo eso, a su entender, los cambios deben comenzar en la propia carrera de medicina. “La Medicina de Familia sigue sin considerarse de pleno una especialidad. Durante los estudios universitarios se imparten conocimientos, en mayor o menos medida, sobre diferentes especialidades como neurocirugía, bioquímica, traumatología, etc; sin embargo, la Medicina de Familia no tiene ningún espacio. Hay que enseñar a la gente en qué consiste y posteriormente facilitarle su formación en los centros de salud”, remarca.
INCENTIVAR LA MEDICINA DE FAMILIA
Otro de los problemas que rodean a las plazas de médicos de familia, tan necesarias en muchas regiones españolas, es la todavía inexistencia de una especialidad de Urgencias, que ya se ha aprobado su creación en el seno del Consejo Interterritorial pero que no se ha puesto en práctica. “Una importante cantidad de facultativos que se especializan en Medicina de Familia lo hacen porque es el camino para lograr acceder a un puesto de urgenciólogo en los hospitales. Una vez que esta especialidad finalmente sea creada, servirá para que incluso menos estudiantes entren a formar parte del ámbito asistencial de Familia.”, insinúa el doctor.
“En países como Alemania o Estados Unidos los facultativos que se encarga de la Atención Primaria son el centro y tienen un reconocimiento superior”
De esta manera, la única salida que encuentra Marra se basa en mejorar por completo lo que estos puestos de trabajo pueden ofrecerle al médico, “limitando las agendas y ofreciendo interesantes incentivos”. Mientras tanto, la Medicina Familiar seguirá siendo el “patito feo” de las especialidades sanitarias en Galicia y en el conjunto del país; también en el aspecto “retributivo” -con salarios inferiores a los de un hospital- . “En países como Alemania o Estados Unidos los facultativos que se encarga de la Atención Primaria son el centro y tienen un reconocimiento superior”, traslada.
La reciente convocatoria de plazas MIR clausurada este pasado jueves ha demostrado el menor atractivo de las vacantes en Medicina Familiar con respecto a otras especialidades y ha servido para perpetuar el agujero existente en la Atención Primaria de nuestro país. Un déficit que se ha hecho más patente en regiones como Galicia, Castilla y León, Aragón o Extremadura, donde más puestos sin cubrir se han registrado. “En el momento en el que las cargas de trabajo sean lógicas y se incentive una buena formación al residente las cosas funcionarán. Al fin y al cabo, la Atención Primaria es el pilar de la sanidad”, concluye Enrique Marra.