Las políticas responsables con el medio ambiente han cobrado una especial fuerza en las actuales estrategias nacionales y europeas. Una circunstancia que no ha sido ajena al ámbito de la Sanidad. Desde el Gobierno de España y las diferentes CC.AA. se han venido poniendo en marcha importantes iniciativas dedicadas a combatir la huella de carbono y el despilfarro de energía en nuestros servicios sanitarios. De la misma manera, se ha tomado conciencia de que el propio cambio climático y la degradación del entorno afectan negativamente a la salud de las personas.
No en vano, un hospital es una gran empresa tan causante de residuos y elementos contaminantes como pudiera serlo cualquier otra. De hecho, un centro hospitalario es un recinto que permanece en continuo funcionamiento las 24 horas de los 365 días del año. Se estima que el sector sanitario acapara el 4,4% de las emisiones globales netas del planeta. Un importante papel de responsabilidad sostenible con el que instituciones como la Xunta de Galicia han decidido comprometerse por medio de la reciente Estrategia de Economía Circular del Sergas 2030 (EEC2030). Un plan que coloca a la sanidad gallega a la vanguardia del cuidado del medio ambiente.
La Estrategia de Economía Circular de la Xunta pretende reducir en más de 46.500 las toneladas anuales de emisiones de CO2 para 2030, cantidad equivalente a plantar más de un millón de árboles
Este ambiciosa estrategia persigue, en palabras de la técnica en Innovación y Sostenibilidad en Salud (Galaria EPSS-Sergas), Beatriz Piñeiro, para Consalud.es, lograr un sistema sanitario “sostenible y resiliente; con el fin de abordar todos los desafíos futuros y mejorar la calidad de vida de las personas y el propio planeta”. En esta línea, se pretende posicionar al sector sanitario como un motor de cambio motivador de una transformación verde en el computo de la sociedad; ahorrando costes innecesarios, aumentando la eficiencia de los servicios y disminuyendo las emisiones en todas las instalaciones sanitarias.
La Estrategia de Economía Circular de la Xunta pretende reducir en más de 46.500 las toneladas anuales de emisiones de CO2 para 2030, cantidad equivalente a plantar más de un millón de árboles. Este plan es el resultado de un camino que el Segas emprendió “hace casi dos décadas” en la transformación del Servicio Gallego de Salud hacia un sistema capaz de dar “soluciones a nuevos retos” como el cambio climático. En concreto, se compone de un “entramado de acciones estructuradas en 5 ejes estratégicos: recursos y materias primas; residuos y huella ambiental; ecodiseño de procesos; investigación, innovación e inversión responsable; y de comportamiento social”, desvela Piñeiro.
“La idea es conseguir una circularidad de los productos que utilizamos en el servicio de salud, apoyarnos en la eficiencia energética y el impulso de energías renovables"
Una de las principales estrategias responde a la necesidad de optimizar los recursos y promover la reducción en el consumo de materias primas. “La idea es conseguir una circularidad de los productos que utilizamos en el servicio de salud, apoyarnos en la eficiencia energética y el impulso de energías renovables, la construcción de instalaciones con materias primas con menor impacto en el medio ambiente –madera- o el desarrollo de una movilidad sostenible”, indica la técnica del Sergas. Iniciativas que se ya han llevado a cabo en diferentes centros de la región de manera piloto y que pretenden extender.
Los residuos procedentes de la actividad sanitaria constituyen también un importante grueso de la huella ambiental del sector de la Salud. Se trata de desechos derivados de la actividad asistencial, pero también de otros departamentos que forman parte de un hospital, como, por ejemplo, los restos alimenticios procedentes de la cocina. En este campo, aclara la experta en sostenibilidad, “se estipula aplicar de manera efectiva el principio de jerarquía de los desechos y su reducción, así como favorecer la reutilización y el reciclaje. Lo que queremos también es mejorar nuestra huella ambiental, tanto hídrica como de carbono”.
“Hay que redefinir los procesos tanto propiamente asistenciales como no asistenciales. Han de ser adaptarlos a un ecodiseño. El foco pasa por promover esa economía basada en el conocimiento"
En este contexto, las dinámicas de trabajo en el sector sanitario durante los últimos años no tienen ya cabida en la actual realidad de mimo hacia el planeta. De esta manera, la Estrategia de Economía Circular del Sergas aboga también por darle un giro a estos procedimientos. “Hay que redefinir los procesos tanto propiamente asistenciales como no asistenciales. Han de ser adaptarlos a un ecodiseño. El foco pasa por promover esa economía basada en el conocimiento e impulsar el desarrollo tecnológico para avanzar hacia el sistema circular en nuestra sanidad”, asevera.
Al hablar de una ‘sanidad circular’ la estrategia autonómica se refiere principalmente a reutilizar de manera eficiente los recursos en un ciclo continuo, para que no se desechen por el camino. “El presente pasa por este concepto de circularidad y resiliencia en el sector sanitario. La economía lineal de antes pasaba por la utilización de recursos, que extraíamos de la naturaleza, los usábamos y los tirábamos”, aclara la técnica gallega, quien destaca el “largo compromiso” del Sergas por adaptarse a una mayor responsabilidad ambiental.
INICIATIVAS PIONERAS
Entre las decididas estrategias sostenibles del Servicio Gallego de Salud destaca el hecho de que se trata del único del continente en participar como socio en el proyecto Nueva Bauhaus Europea. Una iniciativa que aboga por las construcciones sostenibles para reducir la incidencia de su actividad en el planeta y mejorar la calidad de vida. De la misma manera, aparte de la gallega, no existe ninguna otra administración sanitaria en España involucrada en el actual proyecto de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para lograr alcanzar las cero emisiones de carbono en las instalaciones sanitarias para 2040 y están en marcha "otros programas como la reducción de uso de plásticos en hospitales”, concluye Beatriz Piñeiro.