Este 2025 está llamado a ser el año en el que Galicia se convertirá en la primera comunidad autónoma en prohibir la venta de bebidas energéticas entre los menores. Una medida pionera que se sustentará en la inminente aprobación durante este curso de la ley de protección de la salud de las personas menores y prevención de conductas adictivas. La misma equiparará estas bebidas al alcohol, además de endurecer las medidas contra el botellón, limitar la publicidad del alcohol y equiparar los vapeadores al tabaco.
El presidente de Galicia, Alfonso Rueda, anunció como uno de sus planes para que este 2025 la entrada en vigor esta normativa que recoge la limitación en la venta y consumo de bebidas energéticas entre los más jóvenes debido a sus efectos dañinos para la salud. No en vano, los problemas que puede desencadenar el abuso de estas bebidas se relacionan, principalmente, con tres diferentes aspectos: su alto contenido en cafeína, las grandes cantidades de azúcares que portan y su habitual combinación con bebidas alcohólicas.
“En estos momentos el proyecto está en la asesoría jurídica y se encuentra recogiendo los últimos informes obligatorios. Lleva un ligero retraso, pero esperamos que pueda llegar al trámite parlamentario a principios de este año”
En esta línea, el jefe de servicio de Prevención de Conductas Aditivas de la Xunta, Jaime Fraga, lamentaba recientemente que el consumo de bebidas energéticas entre los menores está aumentando significativamente en Galicia. Razón por la cual continúan avanzando en la tramitación de la nueva ley. “En estos momentos el proyecto está en la asesoría jurídica y se encuentra recogiendo los últimos informes obligatorios. Lleva un ligero retraso, pero esperamos que pueda llegar al trámite parlamentario a principios de este año”, aseguraba.
ALEJARLAS DE LOS MENORES
La norma prevé erradicar la exposición de los menores a la publicidad de las bebidas energéticas. Por lo cual, las mismas no podrán ser promocionadas ni vendidas en centros sanitarios, centros docentes para menores y centros destinados a menores, en espacios recreativos como parques temáticos, espacios de entretenimiento o divulgación y en recintos o espacios de actividades deportivas en el momento en que los usuarios sean mayoritariamente personas menores.
Se prohibirá su presencia en máquinas expendedoras y, en el resto de establecimientos, además de exigirse el DNI para acreditar la mayoría de edad, la localización de las bebidas energéticas deberá estar separada de los refrescos
En cuanto a la publicidad, entendiendo el poder de influencia que conllevan sobre infancia y adolescencia, los eventos dirigidos a menores no podrán estar patrocinados por este tipo de bebidas. Igualmente, se prohibirá su presencia en máquinas expendedoras y, en el resto de establecimientos, además de exigirse el DNI para acreditar la mayoría de edad, la localización de las bebidas energéticas deberá estar separada de los refrescos para evitar ser percibidos como productos similares.
UNA “BOMBA” PARA EL CUERPO
La preocupación de Galicia –otras CC.AA. trabajan en la misma línea- por el consumo en menores de estos productos parece fundada. El Dr. Francisco Pita, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), explica a ConSalud.es que este tipo de bebidas energéticas, “alentadas por la publicidad”, trasladan una serie de beneficios que sobre el papel “no han demostrado ninguna mejora de rendimiento físico o nutricional”.
“La combinación de este tipo de bebida con alcohol puede asociarse a una mayor intoxicación etílica, un aumento del riesgo en la conducción y un incremento de la probabilidad de dependencia alcohólica
Lejos de aportar ningún beneficio al organismo, su composición a base de grandes cantidades de cafeína, taurina, azúcar e hidratos de carbono, en un consumo excesivo, puede producir efectos dañinos para la salud como taquicardias, arritmias, ansiedad, irritabilidad, empeoramiento de dolencias cardiacas, adicción psicológica o posibilidad de alteraciones metabólicas. Algo que no se circunscribe exclusivamente a los menores. “No recomendaría el consumo de estas bebidas de manera general a ninguna persona, independientemente de su edad”, señala el Dr. Pita.
Esta concentración de sustancias potencialmente dañinas multiplica sus efectos en el organismo al mezclarse con el alcohol. “Los datos que se disponen indican que la combinación de este tipo de bebida con alcohol puede asociarse a una mayor intoxicación etílica, un aumento del riesgo en la conducción y un incremento de la probabilidad de dependencia alcohólica, ya que se produce una disminución de la percepción de intoxicación, una mayor estimulación y el aumento en el deseo de consumo”, concluye el endocrinólogo.