Los MIR de Familia se van de Extremadura: “La definición de zona de difícil cobertura está obsoleta”

Ignacio Araujo Ramos, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria en Extremadura, aborda las razones que han convertido a su comunidad autónoma en la segunda que menos contratos estables ofrece entre los MIR de Familia que terminan

Ignacio Araujo Ramos (FOTOMONTAJE: ConSalud.es)

En Extremadura terminaron su residencia de Medicina Familiar y Comunitaria (MIR), desde la implantación del Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria (PAPyC) del Ministerio de Sanidad entre los años 2022 y 2023, 59 personas. De todas ellas, sin embargo, solo 9, el 15%, acabaron siendo contratadas con un contrato fijo, de interino o con una duración de al menos dos años, lo que supone el segundo peor registro de una comunidad autónoma solo superado por el de Andalucía (14%), y que resulta especialmente negativo cuando uno de los objetivos del citado Plan era, precisamente, alcanzar el 65% de contratación durante ese tiempo.

“No es porque desde la Junta no quieran contratar gente, sino porque la gente no quiere venir o se acaba marchando después de un tiempo debido a las malas condiciones laborales”, señala a ConSalud.es el doctor Ignacio Araujo Ramos, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) en Extremadura y vocal de Atención Primaria en el Colegio Oficial de Médicos de Cáceres. “Yo conozco a muchos médicos que se habrían quedado después de la residencia, pero resulta que en comunidades limítrofes, como Castilla y León o Andalucía, les ofrecían contratos dos o tres meses antes de terminar, mientras que en Extremadura no garantizaban nada. Decían que lo iban a hacer, pero no concretaban, y, ante la incertidumbre, pues la gente se agarra a lo que le ofrecen seguro y se va”, asegura.

El médico del Servicio Extremeño de Salud (SES) pone como ejemplo a Castilla y León, comunidad autónoma que destaca el informe de Sanidad sobre los resultados del citado Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria como una de las que dispone de programas para el reconocimiento e incentivación de los profesionales que finalizan su residencia en los centros e instituciones de su gerencia regional de salud. Sobre Extremadura, sin embargo, todavía no hay nada, puesto que las medidas anunciadas por Sara García, consejera de Salud y Sociales de la comunidad autónoma, no han comenzado a implementarse hasta hace un par de semanas, mientras que el informe recoge datos hasta el mes de diciembre del año pasado.

"Tienen que incluir incentivos que no sean solamente económicos durante los dos años de contrato que están ofreciendo ahora mismo”

“Ahora es verdad que han contratado a algunos más de los que terminaron en septiembre, pero siguen siendo muy poquitos, y las ofertas llegan tarde y son inestables. Muchas veces ofrecen puestos en centros de salud distintos de donde han hecho la residencia durante cuatro años y donde han creado vínculos, y eso, sumado a que muchos son de fuera de Extremadura, tampoco les motiva para quedarse”, lamenta Araujo Ramos. “Y luego están las condiciones laborales, que este año han mejorado un poco a raíz de las últimas movilizaciones, pero que siguen siendo insuficientes para hacer atractiva una comunidad autónoma tan rural y con tanta dispersión geográfica”, añade.

De momento, denuncia el presidente de SEMERGEN en Extremadura, la Junta ha ofrecido contratos de dos o tres años de duración para los médicos que terminan la especialidad, “si es posible en el mismo centro de salud en el que se han formado”, pero no se están aplicando medidas de incentivación adicionales, como sí hay en otras comunidades autónomas”. “Por ejemplo, la definición de zona de difícil cobertura está obsoleta en Extremadura. Lo reducen a un paraje que está a mucha distancia o cuyas plazas llevan más de un año sin cubrirse, cuando hay otros muchos condicionantes más como son la presión asistencial o gente envejecida. Todo esto lo tienen que contemplan e incluir incentivos que no sean solamente económicos durante los dos años de contrato que están ofreciendo ahora mismo”, reclama Araujo Ramos.

Vehículo para el desplazamiento, posibilidad de formación e investigación, ayudas para la vivienda, más puntuación para futuras bolsas de trabajo… son algunos de los incentivos que indica el médico de familia, quien también pide que escuchen más las demandas de todos esos residentes que están a punto de terminar. En este sentido, el informe de Sanidad destaca a Baleares, donde han creado una unidad de atención a los profesionales que realiza entrevistas personales a los residentes que finalizan su formación “para trabajar conjuntamente las necesidades individuales, poder definir medidas para abordarlas y facilitar su fidelización”. “Se tienen que poner las pilas y fijarse en lo que están haciendo en otros sitios”, insiste el facultativo del Centro de Salud de Aldeanueva del Camino, en la provincia de Cáceres.

PLAZAS MIR SIN CUBRIR, PROBLEMA AÑADIDO

Cáceres es, precisamente, un buen ejemplo de otro de los principales problemas que afronta Extremadura a la hora de ofrecer una cobertura sanitaria óptima a la población: ya no es solo que los médicos de familia no quieran quedarse a trabajar allí una vez terminada su formación o que abandonen su puesto de trabajo pasado un tiempo debido a las malas condiciones, es que cada vez son más las plazas MIR que no se eligenen esta comunidad autónoma. Tanto, que en este 2024 ha sido la región de España que más vacantes ha dejado vacantes libres: 49, repartidas entre las 21 de la provincia de Cáceres -en Coria, por ejemplo, no se ha cubierto ni una sola plaza- y las 28 de Badajoz.

“Extremadura es una comunidad autónoma muy particular, y sabemos que su imagen en el resto de España es la que es: malas comunicaciones, mala vertebración… es lo que hay. No es atractivo venir aquí, pero muchas personas que lo hacen se llevan después una grata sorpresa. La calidad de vida realmente es muy buena”, destacaba hace unos meses a este periódico Juan José Torres, vocal de Médicos de Atención Primaria Urbana del Colegio de Médicos de Badajoz. “El principal problema que veo en la sanidad rural es el de la conciliación laboral y personal. Yo creo que realmente sí que se puede conciliar, pero habría que facilitar que sea más atractivo para los residentes y los médicos jóvenes, y no solo con dinero. Por ejemplo, con un plus de puntuación en la carrera profesional”, le apoyabaMaría José Gamero, responsable de tutores y residentes de SEMERGEN.

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