El Hospital Universitario Vall d'Hebron ha puesto en marcha la planta de hospitalización de Salud Mental para la Infancia y la Adolescencia. Con ello, por primera vez todos los niños y jóvenes de Barcelona que requieran un ingreso por un trastorno mental podrán estar en un dispositivo asistencial en la misma ciudad.
El consejero de Salud, Manel Balcells, ha destacado que “presentamos con ilusión esta unidad que lleva 3 meses en marcha porque es algo más que una planta, ya que no teníamos una Unidad de infancia y adolescencia en psiquiatría. Hoy cubrimos una deuda pendiente histórica por el hospital y la ciudadanía".
Claudia ha sido la primera paciente en ser ingresada en el nuevo espacio. Ya dada de alta, hoy explicó que "durante mi estancia he recibido un trato cercano que me ha servido para descubrir que soy capaz de superar cualquier reto que tenga de antemano".
Entre 2015 y 2017, las autolesiones representaban el 20,4% de los ingresos y ahora ya están cerca del 75%
"En un momento en el que la salud mental nos interpela, ofrecemos una atención de calidad a la salud mental de los niños y los adolescentes las 24 horas del día, siete días a la semana, en un área de alta complejidad social" , ha señalado por su parte el dr. Albert Salazar, gerente del Hospital.
La nueva planta tiene una población de referencia de 80.000 personas entre niños y adolescentes. “Atendemos a 12 de los 18 barrios con indicadores socioeconómicos más desfavorecidos”, señala el dr. Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría. Se cuenta con ocho camas, cuatro en habitaciones individuales. La unidad dispone también de un hospital de día con cinco plazas.
Un aspecto relevante de este espacio es la zona de distensión emocional equipada con tecnología Broomx para realizar proyecciones audiovisuales con realidad virtual inmersiva. “Esta terapia nos permite explorar y ayudar desde un punto de vista lúdico a los pacientes con una fuerte carga traumática”, explica la supervisora Merche Rodríguez. El otro espacio singular es el llamado Espai Blau, una sala de contención cero para ayudar a desactivar emocionalmente a pacientes que se encuentran angustiados o requieren una reducción de estímulos ambientales. Está preparada además para evitar daños.
“Vemos mucha problemática social, familias desestructuradas, violencia doméstica, traumas derivados de abusos sexuales y acoso escolar”
La dotación de personal de la nueva unidad contempla a dos psiquiatras, dos psicólogas clínicas, un administrativo, un celador, un TCAI, dos enfermeras, una trabajadora social, un terapeuta ocupacional y un docente que mantiene contacto con los respectivos centros educativos de los y las pacientes .
El primer paciente que ingresó en la planta fue una adolescente con depresión. "Es un caso que vemos con menos frecuencia", señala el dr. Marc Ferrer, jefe de Hospitalización del Servicio de Psiquiatría, quien explica que aproximadamente la mitad de los trastornos de salud mental debutan durante la adolescencia. “La mayoría de casos que atendemos son conductas autolesivas y tentativas de suicidio. Es una tendencia al alza que debe ocuparnos”, alerta. Entre 2015 y 2017, las autolesiones representaban el 20,4% de los ingresos y ahora ya están cerca del 75%.
El caso típico ingresado en psiquiatría pediátrica es el de una chica de 15 años con algún tipo de conducta autolesiva. “Más que una idea planificada de suicidio, a menudo estamos ante una conducta impulsiva y poco calculada que busca la desconexión, el alivio inmediato de un malestar emocional. Provocarse dolor físico es una forma de liberar emociones que no se saben gestionar ni expresar y causan sufrimiento”, explica el dr. Marco Ferrer. Uno de los problemas de las autolesiones es que pueden llegar a ser adictivas.
“Vemos mucha problemática social, familias desestructuradas, violencia doméstica, traumas derivados de abusos sexuales y acoso escolar”, resume el dr. José Antonio Ramos-Quiroga. Respecto a si la pandemia de la COVID-19 ha incrementado los problemas de salud mental, señala que ya existía una tendencia al alza de tentativas de suicidio, conductas autolesivas, trastornos de la conducta alimentaria y adicción a las redes sociales, el otro grosor de trastornos atendidos en la nueva planta.