La visita de Roger Torrent, recién elegido presidente del Parlament de Cataluña, a Bruselas no ha estado exenta de polémica. Si en un principio tenía pensado reunirse con Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, y los exconsejeros huidos a Bruselas (Toni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret) en la Delegación de Cataluña en Bruselas, finalmente ha tenido que ser en otro lugar después de que el Gobierno central la haya cerrado.
Durante su visita, Torrent se ha referido a Puigdemont como “presidente” y al resto como “consejeros”, entre ellos al anterior representante de Salud en Cataluña Toni Comín. En sus declaraciones, el presidente de la cámara parlamentaria catalana ha defendido que este viaje se debe a su “obligación moral es defender los derechos fundamentales del president Puigdemont, los consellers y los 135 diputados elegidos”.
Torrent no ha aclarado si la Mesa del Parlament aceptará la delegación de voto solicitada por Comín para la sesión de investidura o si el exconsejero de Salud va a renunciar al acta de diputado
Tras ello, Roger Torrent ha manifestado su deseo expreso de “contar con un gobierno efectivo, que trabaje desde el primer minuto para desterrar el 155 del mapa político catalán, y que permita devolver las instituciones a manos de la ciudadanía”.
A pesar de que aún no ha dado a conocer una fecha para la posible sesión de investidura de Carles Puigdemont, ésta será a priori la próxima semana. No obstante, esta podría ser suspendida por el Tribunal Constitucional si el Gobierno central lo recurre, como así lo ha adelantado. Para Torrent, sin embargo, Puigdemont “es el candidato a ser investido porque así lo han decidido la mayoría de representantes de la cámara”.
Por su parte, la Mesa del Parlament aún no ha decidido si aceptar o rechazar la solitud de delegación de voto presentada por Toni Comín. Igualmente, cabe la posibilidad de que renuncie incluso al acto de diputado. Sobre estas cuestiones, Torrent no se ha pronunciado y se ha limitado a declarar que su “voluntad” es “afrontar el debate de investidura con normalidad democrática”.