La paradoja de Comín: de verdugo a querer proteger la sanidad catalana

Pese a que el exconsejero de Salud se ha declarado defensor del sistema sanitario catalán, “no permitiremos que nos lo estropeen”, contrasta con los datos que evidencian la situación crítica en que ha dejado a la sanidad catalana.

Toni Comín, exconsejero de Salud de Cataluña.

A pesar de llevar tres meses fuera de Cataluña, tras huir a Bruselas a finales de octubre, el exconsejero de Salud, Toni Comín, continúa participando en actos organizados por profesionales de la sanidad catalana como el de este jueves en Barcelona, haciéndolo a través de videoconferencia.

Tras la celebración de este acto, que tenía como título ‘La salud no se toca’, y en el colaboraban miembros de la plataforma de Profesionales de Salud en Defensa de las Instituciones Catalanas (ADIC Salut), Comín publicó un tuit en el que presumía del estado actual del sistema sanitario catalán y pedía su protección: “El sistema de salud es la joya de la corona del estado de bienestar catalán. Entre todos lo protegeremos y no permitiremos que nos lo estropeen”.

Aunque la Consejería de Sanidad ha aumentado en 408 millones el presupuesto para 2017, los datos de Fadsp continúan colocando al sistema sanitario catalán entre los peores de España desde 2015

Esta declaración hacía clara referencia a la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno central con la consecuente intervención de las cuentas de los distintos departamentos y el hecho de ceder la gestión de la actividad sanitaria de la Generalitat. No obstante, sorprende cómo el exconsejero ha pasado a abanderar la defensa del sistema sanitario público catalán, pese a los datos e informes que evidencian que su gestión al frente de la Consejería de Salud ha dejado una serie de estragos.

Un ejemplo de ello es que, a pesar de que Cataluña ha situado el presupuesto de Sanidad a niveles de 2012, incrementando en 408 millones las cuentas de 2017, esto no ha supuesto una mejora de la sanidad catalana en índices de calidad. Así lo especifica el último informe de de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp), el cual sitúa al sistema sanitario catalán entre los peores de España.

De hecho, lleva situándose entre los tres últimos puestos del ranking desde 2015. Fue en enero de 2016 cuando Comín asumió su anterior cargo al frente de la Consejería de Salud.  Ya en ese año, según los datos de Fadsp,  la sanidad catalana se situaba en el cuarto peor puesto y en 2017 bajó a la antepenúltima posición.

LISTAS DE ESPERA, URGENCIAS Y PRIMARIA

Entre los asuntos negativos que persiguen a la sanidad catalana están las listas de espera. Atendiendo a datos del Ministerio de Sanidad de junio de 2017, Cataluña presenta la mayor tasa de habitantes esperando una operación. Además, tras un intento de la Consejería de arreglar el problema, aumentando su presupuesto en 57 millones de euros durante los años de Comín, los datos dicen que tan sólo se ha reducido un 0,6% el número de pacientes en espera.

El colapso y la precariedad que sufren los profesionales sanitarios catalanes en las áreas de Urgencias y en los centros de Atención Primaria, denuncias continuas de los sindicatos profesionales

Por otra parte, los sindicatos sanitarios han insistido en sus denuncias debido a la situación de colapso que viven las urgencias de los hospitales catalanes. Critican que la falta de profesionales y la pérdida de camas han llevado “al pozo” a los empleados públicos, quienes se encuentran al límite del desborde por la situación de Urgencias.

Asimismo, esta situación de precariedad también se puede trasladar a los centros públicos de Atención Primaria. En los últimos meses, profesionales de este nivel asistencial iniciaron una “rebelión” por la “sobrecarga de trabajo, las condiciones cada vez más precarizadas, la falta de financiación y la falta de profesionales”.

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