Comer bien y mantener un adecuado estado nutricional ayuda a las personas con cáncer a sentirse mejor y a estar más fuertes durante y después del tratamiento oncológico. Los resultados de investigaciones recientes muestran que factores como el sobrepeso, una dieta desequilibrada y la falta de ejercicio físico desempeñan un papel importante en la recurrencia y supervivencia del cáncer de mama.
Por este motivo, IOB Institute of Oncology en el Hospital Quirónsalud Barcelona ha desarrollado un programa de acompañamiento nutricional para pacientes con cáncer de mama que, según explica Jordina Casademunt, nutricionista del citado centro sanitario, tiene como objetivo “mejorar la calidad de vida del paciente, minimizar posibles efectos secundarios derivados del tratamiento y complicaciones con la nutrición, mejorar la tolerancia del tratamiento y favorecer un peso saludable y, en caso de sobrepeso u obesidad, acompañar para reducir la grasa corporal de forma controlada y pautada”.
Se ha establecido tres programas específicos según el tipo de tumor: HER2 positivo, hormonosensible y triple negativo
En concreto, se ha establecido tres programas específicos según el tipo de tumor: HER2 positivo, hormonosensible y triple negativo. Elaborado de manera conjunta entre oncólogos y nutricionistas, cada uno de ellos se basa en la evidencia científica, en el tipo de cáncer, en el tratamiento que recibe y en la sintomatología y apetencias que tiene el paciente.
“Es interesante asesorar a nivel nutricional de manera individual a cada paciente para ayudarle a minimizar posibles efectos secundarios y pautarle estrategias dietéticas adaptadas para mejorar su estado de salud y asegurar que pueda realizar todo el tratamiento de la mejor manera”, aclara Jordina Casademunt.
Cada uno de los programas consta de una primera visita donde se realizará una valoración nutricional en la que se tienen en cuenta diferentes parámetros ‒clínicos, bioquímicos y funcionales‒ y una evaluación de la ingesta, hábitos dietéticos y tratamiento actual con la finalidad de diseñar una pauta personalizada, según los gustos y necesidades personales.
Posteriormente, el paciente tiene a su disposición las visitas de seguimiento que pueden realizarse una vez al mes o cada dos meses durante todo el proceso, o coincidiendo con el día del tratamiento, para poder dar una respuesta inmediata a las necesidades del paciente.
“Gracias al acompañamiento durante todo el proceso se asegura minimizar el posible deterioro nutricional que, por experiencia, sabemos que se puede presentar a lo largo de todo el proceso oncológico y poder ofrecerle estrategias de hábitos de salud con el objetivo de mejorar su calidad de vida”, asegura la nutricionista del IOB.
La dieta, además de ofrecer alimentos que apetezcan al paciente y asegurar un peso estable y el aporte de macronutrientes y micronutrientes adecuados, “tendrá que centrarse en recomendaciones dietéticas adaptadas en caso de neutropenia, náuseas y/o vómitos, diarrea y/o estreñimiento, mucositis, anemia, retención de líquidos, infección de las vías urinarias, aumento de peso y de grasa corporal durante la terapia hormonal, cirugía y radioterapia”, recuerda Jordina Casademunt.
Tan importante como comer bien durante el proceso oncológico es mantenerse físicamente activo. En este sentido, la nutricionista del IOB recuerda que “aporta muchos beneficios para las pacientes con cáncer de mama porque mejora los efectos secundarios más comunes del tratamiento oncológico como la fatiga. Además, ayuda en la prevención y el tratamiento del linfedema y puede ayudar a prevenir, a largo plazo, la pérdida de masa ósea asociada a algunos tratamientos”.