La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica autoinmune que afecta al páncreas, ya que este no es capaz de generar insulina, la hormona que controla la glucemia. Esto hace que las personas que sufren esta patología tengan que administrarse insulina, una o más veces al día para el correcto funcionamiento del organismo.
La insulina es una hormona que regula los niveles de glucosa en sangre, y el que no se libere esta hormona implica alteraciones metabólicas críticas que contribuyen a un mayor riesgo cardiovascular.
Desde el Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) han completado la colocación de sensores de monitorización continua de glucosa intersticial en los pacientes de diabetes tipo 1 que tiene diagnosticados.
Estos dispositivos, de las dimensiones aproximadas de una moneda de 2 euros, se coloca de forma muy sencilla en el brazo y permite que el paciente conozca sus niveles de glucosa tantas veces como desee al día, gracias a una aplicación móvil que sólo se debe acercar al sensor. Todos los datos recogidos con la app son almacenados en una web, a la que sólo pueden acceder paciente y los profesionales sanitarios.
"Es un cambio sustancial en la calidad de vida del paciente, en el que juega un papel muy relevante la educación terapéutica que llevan a cabo enfermeras especializadas"
"Es un cambio sustancial en la calidad de vida del paciente, en el que juega un papel muy relevante la educación terapéutica que llevan a cabo enfermeras especializadas", tal y como destaca el Dr. Manuel Pérez-Maraver, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Bellvitge.
En 2018 el CatSalut incluyó en la cartera de servicios públicos los dispositivos de monitorización continua de glucosa en tejido, y no en sangre, que permiten un mejor control de la enfermedad por parte del paciente. El elemento clave de los sensores es un pequeño filamento sensible de 5 mm que se inserta en el líquido intersticial del brazo.
Con el apoyo de las enfermeras educadoras, los pacientes aprenden a colocarse un nuevo dispositivo de monitorización cada 15 días y a interpretar de las alarmas la aplicación
Con el apoyo de las enfermeras educadoras, los pacientes aprenden a colocarse un nuevo dispositivo de monitorización cada 15 días y a interpretar de las alarmas la aplicación frente a posibles episodios de hipo o hiperglucemia, de forma que mejoran su control metabólico y se reduce el impacto de estos posibles desequilibrios.