El grupo de Cefalea y Dolor Neurológicodel hospitalVall d’HebronInstituto de Investigación (VHIR) ha realizado un estudio en el que han medido los niveles de la proteína CGRP en saliva durante los ataques de migraña y el resultado muestra que existen dos tipos de ataque, los que aumentan estos niveles y los que no. Los descubrimientos de esta investigación ayudan a establecer una clasificación entre tipos de migraña y ayuda a conseguir una medicina personalizada.
La migraña es una enfermedad para la que no se han encontrado biomarcadores que puedan ser utilizados para el diagnóstico de la enfermedad o para la predicción de la eficacia del tratamiento, por ello este grupo ha tratado de investigar sobre los niveles de esta proteína. “Se han analizado en muestras de saliva, ya que su obtención no es invasiva y se puede conseguir de forma repetida fácilmente. Permite, por lo tanto, hacer una monitorización a lo largo del tiempo, a diferencia de, por ejemplo, una muestra de sangre”, explica la doctora Patricia Pozo Rosich, jefa de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR y responsable del Migraine Adaptive Brain Center de Vall d’Hebron.
En el estudio analizaron durante 30 días a un total de 22 mujeres con migraña esporádica y 22 sin dolor de cabeza, de entre 18 y 65 años. Durante el primer día se recogió una muestra de sangre a cada una de ellas, el resto del mes se basaría en pruebas de saliva cada mañana. Aunque en el caso de sufrir un ataque de migraña también tuvieron que coger muestra de saliva en tres momentos diferentes: al inicio del ataque, dos horas después y ocho horas después. Al final de la investigación, se pudieron estudiar un total de 49 ataques de migraña.
“Es el primer estudio que muestra un cambio gradual de los niveles de CGRP durante el ataque y nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña"
En cuanto a los niveles de CGRP se compararon entre las mujeres control y las mujeres con migraña esporádica. Los investigadores señalan que se tuvieron en cuenta las medidas de CGRP en días en que no tuvieran dolor de cabeza. Los resultados fueron que pese a haber grandes diferencias entre personas los niveles de la proteína eran casi el doble en las personas con migraña. Además recalcan la importancia del uso de la saliva, ya que muestra la activación del sistema trigeminovascular y la inflamación local en la región de la cabeza.
Por otro lado, se centraron en los cambios en los niveles de CGRP en una misma persona durante los propios ataques de migraña. “Es el primer estudio que muestra un cambio gradual de los niveles de CGRP durante el ataque y nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña, que hasta ahora solo se diagnostica en base a criterios clínicos basados en síntomas. Podría, por lo tanto, ser un biomarcador molecular para monitorizar la migraña”, explica la doctora Alicia Alpuente, especialista del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR.
Los autores del estudio explican que los cambios en los niveles de CGRP durante el ataque de migraña no se veían claramente en todos los ataques, esto sucedía en el 79,6% de los ataques, los cuales se consideran dependientes de CGRP. En cambio, un 20,4% no dependían de CGRP. Teniendo en cuenta los ataques de una misma paciente, 13 de las 22 pacientes solo tenían ataques dependientes de CGRP, tres solo tenían ataques no dependientes de CGRP y seis de ellas presentaban ambos tipos de ataques.
“Este estudio permite comenzar a describir la migraña a nivel molecular y entender las diferencias entre individuos, lo cual puede ayudar a establecer una clasificación basada en la biología molecular y nos acerca hacia un futuro de medicina de precisión. Si entendemos la fisiopatología de la migraña, en el futuro, podríamos ofrecer un tratamiento personalizado adecuado en función de las características de cada paciente”, concluye la doctora Alpuente.