El Hospital Universitario Vall d’Hebron ofrece a las mujeres embarazadas que requieren cesárea la posibilidad de escoger aspectos clave de esta intervención para favorecer el vínculo madre-hijo. Este tipo de cesárea provínculo se hace siempre garantizando la seguridad de la madre y del bebé.
Así, el Vall d’Hebron es pionero en ofrecer a las mujeres más protagonismo para que vivan el parto de la forma más idónea para ellas y sientan que pueden establecer un buen vínculo con sus hijos desde el nacimiento. Como explica la doctora Elena Carreras, jefa de Obstetricia y Ginecología de Vall d’Hebron, “cuando una mujer tiene su hijo por cesárea, el equipo médico toma más protagonismo en el parto. Como una cesárea es una intervención quirúrgica, los profesionales quieren estar seguros de que todo irá bien”.
Cuando sale el bebé, se le hacen muchas pruebas y la madre no es la primera persona que lo puede coger en brazos; puede pasar un buen rato hasta que la madre puede tener su hijo sobre el pecho; no se deja que el acompañante de la madre corte el cordón umbilical, etc. Factores que, como explica la doctora Carreras, hacen que “la madre no viva su parto como una situación especial y única para recordar toda la vida”.
El objetivo es que las madres puedan establecer un vínculo con sus hijos desde el nacimiento
Ahora, este centro ofrece un tipo de cesárea que otorga más protagonismo a la madre y que favorece el vínculo con su hijo; al mismo tiempo que se garantiza al cien por cien la seguridad de la madre y el bebé. “El vínculo afectivo entre madre e hijo se establece desde el mismo momento del nacimiento. Ofrecemos opciones para las cuales actualmente las mujeres no tienen poder de decisión”, apunta la especialista.
Los profesionales plantean la posibilidad de que la mujer decida si quiere ver la salida del bebé, si quiere ser ella quien acabe de sacar al niño o niña, si quiere tenerlo sobre su pecho inmediatamente y cuánto tiempo, si quiere que su acompañante corte el cordón umbilical, si quiere una luz tenue o una música especial, si quiere que los profesionales estén callados cuando nazca el bebé para que la primera voz que escuche sea la de la madre... Además, el sensor que evalúa la frecuencia cardiaca en la madre no se coloca en el pecho, sino en la espalda, y el pulsómetro no se coloca en la mano, sino en el pie, para facilitar que la madre pueda coger a su hijo y tenerlo piel con piel.