El Hospital Vall d’Hebron pone en marcha un programa de formación en cirugía robótica para los médicos residentes. De este modo, el hospital apuesta por potenciar la formación de los cirujanos del futuro.
La cirugía robótica supone un cambio de paradigma respecto a la cirugía convencional, ya que el tamaño de las incisiones es menor, lo que deriva en un mejor y más corto periodo postoperatorio, menos dolor, menos posibilidades de complicaciones y, en definitiva, una más rápida incorporación a la vida diaria del paciente.
Como explica el doctor Juan Antonio Hueto, coordinador del Bloque Quirúrgico de Vall d’Hebron, “los robots Da Vinci de cirugía robótica son la tecnología más moderna en este ámbito. En Vall d’Hebron disponemos de dos robots Da Vinci Xi de última generación”.
Con el robot Da Vinci, el cirujano no opera directamente sobre el paciente, sino que lo hace sentado en la consola desde donde maneja virtualmente unas pinzas
El sistema Da Vinci consta de tres componentes: la consola quirúrgica, el carro del paciente y la torre de visión. Mediante la consola, posicionada fuera del campo estéril, el cirujano controla un endoscopio 3D que muestra una imagen tridimensional del campo operatorio.
El carro del paciente se compone de cuatro brazos destinados a soportar el instrumental quirúrgico y el endoscopio. En la parte posterior dispone de un teclado táctil y los mandos para la selección de la tipología de intervención, en función de la cual se posicionarán automáticamente los brazos.
La torre de visión contiene la unidad central de elaboración y procesamiento de la imagen a través de un monitor de pantalla táctil de 24 pulgadas, un electrobisturí y un sistema de video en alta definición (full HD).
Algunas ventajas del robot Da Vinci son la visión 3D aumentada por diez o la eliminación del temblor fisiológico y movimientos involuntarios del cirujano
Con el robot Da Vinci, el cirujano no opera directamente sobre el paciente, sino que lo hace sentado en la consola desde donde maneja virtualmente unas pinzas. La visión en tres dimensiones con un aumento de hasta diez veces permite al clínico trabajar con una gran precisión. El sistema traduce los movimientos de las manos del médico en impulsos que son transmitidos de forma literal a los brazos robóticos para llegar a zonas de difícil acceso.
Además, se elimina el temblor fisiológico o movimientos involuntarios del cirujano, así como el cansancio postural derivado de largas horas de intervención. Por tanto, el Da Vinci permite una cirugía más precisa y con menos pérdida de sangre. Y la medida de las incisiones es menor.