Los ópticos-optometristas de Castilla y León han realizado un estudio en el que han descubierto que algunos genes están regulados negativamente en los usuarios de lentes de contacto que experimentan síntomas de incomodidad, en comparación con aquellos que no presentan estos síntomas. Así lo explica Laura Valencia, la investigadora y colegiada en el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (Coocyl), coautora del estudio publicado recientemente con el que se pretende dar respuesta al alto porcentaje de personas que deja de utilizar las lentillas debido a los problemas que les causan.
De hecho, se estima que en torno al 40% de los casi 2,4 millones de personas que utiliza lentes de contacto en España sufre molestias de incomodidad durante su uso, siendo esta condición la principal causa de su abandono.
El propósito del estudio, llevado a cabo por el Grupo de Superficie Ocular (GSO) del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), fue analizar las diferencias en la expresión de genes relacionados con el dolor en las células epiteliales conjuntivales entre los usuarios de lentes de contacto que refieren síntomas de incomodidad y aquellos que no los refieren. Para ello, se recogieron muestras de citología del epitelio conjuntival ocular de los voluntarios, y se analizaron en el laboratorio mediante la técnica reacción en cadena de la polimerasa con retro- transcripción (RT-PCR, por sus siglas en inglés).
Los resultados confirman que los cambios en la expresión de algunos genes, relacionados principalmente con el dolor, la transmisión y señalización sináptica, el transporte de iones, el transporte y concentración de calcio, y la señalización célula-célula, contribuyen a la aparición de ese malestar en la superficie del ojo.
"Esta línea de investigación aún está en sus fases iniciales para poder manejar la condición y prevenirla"
Según señala Laura Valencia, "esta línea de investigación aún está en sus fases iniciales, pero el objetivo final consistiría en el futuro desarrollo de un producto, como nuevos materiales o colirios oftálmicos, que regule los niveles de las moléculas participantes en la aparición de la incomodidad con lentes de contacto, para poder manejar la condición y prevenirla".
La incomodidad debida al uso de lentes de contacto es una condición difícil de medir por diferentes motivos. En primer lugar, porque puede presentarse en diferentes grados de severidad, pero también porque no suele ser permanente, sino que generalmente aparece después de varias horas de uso o bajo agravantes externos, como la exposición a ambientes secos, aire acondicionado, etc.
Además, desaparece al retirar las lentillas, y muchos usuarios entienden que es normal sentir esas molestias, por lo que no acuden a consulta a resolver sus problemas.
Por tanto, como añade Laura Valencia, el papel de los ópticos-optometristas, que son los encargados de la adaptación de las lentillas y los que se encuentran en su día a día con usuarios que refieren ese malestar, es fundamental para buscar soluciones a este problema y tratar de evitar que renuncien a este cómodo y ventajoso sistema de corrección de numerosas alteraciones visuales, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
"Puesto que aún se desconocen los mecanismos exactos por los que ocurre la incomodidad, es importante continuar trabajando"
"Puesto que aún se desconocen los mecanismos exactos por los que ocurre la incomodidad, es importante continuar trabajando en esta línea de investigación para poder ser capaces de entender cómo se desarrolla, y así poder detectarla y manejarla adecuadamente", asegura.
Se piensa que existe una inflamación subclínica en la incomodidad con lentes de contacto, que es difícil de detectar en las exploraciones realizadas en consulta, pero no a nivel molecular. "Esto es lo que nos llevó a estudiar qué ocurre en las células de la conjuntiva ocular de los usuarios de lentes de contacto", según relata Laura Valencia.
Los participantes se reclutaron principalmente en el entorno de la Universidad de Valladolid, y en una única visita se les realizaron las exploraciones optométricas necesarias y se recogió la muestra de citología conjuntival ocular, que posteriormente fue analizada en el laboratorio.