La Consejería de Sanidad de Cantabria ha iniciado la administración de la nueva vacuna tetravalente contra el meningococo A, C, W e Y, prevista en el calendario vacunal a partir de los 12 años. Una medida que viene a sustituir a la vacuna que hasta este momento se administraba y que protegía únicamente frente al serogrupo C del meningococo por una tetravalente que además del C, protege también frente a los serogrupos A, W e Y.
Desde la Consejería señalan que esta modificación solo afecta a la vacuna recordatorio que se administra a los 12 años de edad. El calendario vacunal se mantiene como hasta el momento con una dosis contra el serogrupo C a los cuatro meses y otra a los 12 meses.
La administración de la nueva vacuna se efectuará en los centros de Atención Primaria en la revisión programa a los 12 años de edad y se enmarca dentro del programa de salud de la infancia y la adolescencia.
Cantabria se une al resto de comunidades autónomas, cumpliendo con el acuerdo alcanzado en marco del pasado año por la Comisión de Salud Pública
De esta forma Cantabria se une al resto de comunidades autónomas, cumpliendo con el acuerdo alcanzado en marco del pasado año por la Comisión de Salud Pública, órgano dependiente del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. El objetivo de esta decisión es la modificación de la pauta de vacunación en relación a la meningitis causada por el meningococo.
La Consejería de Sanidad de Cantabria ha informado además que el número de afectados por el meningococo en la región es “extremadamente bajo”. En 2018 se registraron cuatro afectados y otros cuatro en 2019. De estos ocho, seis se produjeron en personas adultas de los que solo dos se correspondieron con los serotipos W e Y.
La Dirección General de Salud Pública ha destacado que gracias a las políticas de vacunación desarrolladas a finales del siglo pasado y, sobre todo, en la primera década del siglo XXI con la incorporación en el año 2000-2001 de la vacuna frente al meningococo C se ha producido una recesión de la enfermedad. Esta tendencia decreciente se ha mantenido tanto en Cantabria como en el resto de España y los países europeos de nuestro entorno.