Los estándares de calidad en el ámbito de la salud pública en Canarias podrían estar en peligro por la escasez de medios de la que disponen los inspectores técnicos sanitarios en la autonomía. Según informa Diario de Avisos, varias fuentes han alertado de la situación en la región, apuntando que, en la actualidad, existen 125 técnicos inspectores de Salud Pública en las islas, número muy similar al que existía en 1982.
Sin embargo, existe una diferencia muy significativa en las cifras de población. Y es que, mientras que en 1982 residían en Canarias 1.397.709 personas, a finales de 2018 los registros demográficos notificaron un total de 2.188.626 habitantes, es decir, cerca de 800.000 ciudadanos más.
Entre la gran cantidad de funciones que llevan a cabo estos técnicos, destacan la investigación de brotes de enfermedades transmitidas por alimentos o el análisis de los vertidos de aguas residuales
En los últimos 37 años, los diversos gobiernos autonómicos han aumentado el porcentaje de farmacéuticos de Farmacia Asistencial, pero no ha sucedido lo mismo con los veterinarios de Veterinaria Asistencial, claves para salvaguardar una correcta salud pública en la autonomía.
Entre la gran cantidad de funciones que llevan a cabo estos técnicos, destacan la investigación de brotes de enfermedades transmitidas por alimentos; vigilancia, control e inspección de mataderos; la inspección sanitaria de aguas de baño, playas y piscinas naturales o el análisis de los vertidos de aguas residuales.
El citado periódico explica que, a pesar de los intentos del colectivo por llegar a un acuerdo con el Servicio Canario de Salud (SCS), ni el director de la institución, Conrado Domínguez, ni el titular de la Consejería de Sanidad, José Manuel Baltar, han impulsado mejoras a favor de estos trabajadores.