Esta semana han saltado las alarmas en los hospitales después de que una mujer secuestrara un bebé en el Hospital de Basurto (Vizcaya). Respecto a esto, el Hospital Universitario del Vinalopó, del grupo sanitario Ribera, cuenta desde hace 5 años con un protocolo para reforzar la seguridad de los bebés, una iniciativa que tiene como objetivo evitar estos incidentes.
El protocolo, que se aplica en todas las áreas materno-infantiles, está activo desde la gestación hasta que el bebé y la madre reciben el alta hospitalaria y refuerza la seguridad de los bebés establecido una serie de medidas específicas para garantizar la correcta identificación de mamás, bebés y personal sanitario.
Además, para evitar que personas externas puedan hacerse pasar por personal sanitario del área materno-infantil, todo profesional que esté o pueda estar en contacto con un menor durante los días de ingreso cuenta con una instrucción específica y única para el trato con menores.
El personal sanitario del área de pediatría está entrenado y formado para garantizar todas las medidas de seguridad
El personal sanitario del área de pediatría está entrenado y formado para garantizar todas las medidas de seguridad, de las cuales, hace partícipe a los padres con unas sencillas instrucciones, dándoles a su vez formación para evitar cualquier incidente, dentro del centro, así como, tras el alta hospitalaria, ya que los niños son un colectivo altamente vulnerable.
En caso de producirse el robo del recién nacido, el tiempo es crítico. Es de vital importancia mantener la mente fría y tomar decisiones rápidas para evitar que el secuestrador abandone el hospital. Por ello, el hospital desarrolló un plan único y personalizado para responder a estos incidentes denominado “Código Rosa” que marca claramente las funciones de los miembros del personal sanitario ante un robo o ante la sospecha del mismo.
Para garantizar que todo el personal sanitario en contacto con menores, está debidamente entrenado ante esta situación de emergencia, se realizan periódicamente simulacros del mismo, que tienen como objetivo la verificación y comprobación de nuestra capacidad de respuesta ante la sustracción de un niño.