El coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Juan Antonio Ortega García, ha advertido sobre los riesgos "inmediatos" que enfrentan los menores afectados por las inundaciones causadas por la DANA, especialmente en la Comunidad Valenciana, el territorio más impactado. Durante una sesión informativa especial organizada por la AEP, García destacó que los primeros días tras el desastre son críticos, con riesgos relacionados con ahogamientos, heridas, electrocuciones e intoxicaciones.
"Los menores de cinco años son un grupo muy vulnerable a los ahogamientos. En los primeros días, hemos visto un incremento en las visitas por gastroenteritis y episodios diarreicos, especialmente en los más pequeños", explicó García, quien instó a los padres a utilizar agua embotellada, ya que el suministro de agua potable puede no ser seguro tras inundaciones.
Eviten jugar en áreas cercanas a basureros o escombros, ya que son focos de plagas y enfermedades transmitidas por mosquitos y roedores
El experto también recomendó que los niños eviten jugar en áreas cercanas a basureros o escombros, ya que son focos de plagas y enfermedades transmitidas por mosquitos y roedores. La humedad y la presencia de hongos en las viviendas representan otro riesgo, aumentando la probabilidad de problemas respiratorios como rinitis, faringitis y asma. Además, el hacinamiento que puede producirse en las primeras semanas tras la inundación podría propiciar brotes de "microepidemias".
A medida que avanza la situación, García advirtió que los menores podrían enfrentar infecciones y problemas crónicos, con un aumento esperado de enfermedades gastrointestinales y respiratorias a partir de los seis meses. También mencionó que la contaminación en la zona sur de Valencia podría persistir durante semanas o meses, lo que hace necesario el uso de mascarillas para prevenir problemas respiratorios. "Es crucial que los generadores o motobombas se mantengan a una distancia segura de los hogares para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono", agregó.
La coordinadora del Comité de Salud Mental de la AEP, Paula Armero Pedreira, subrayó que las inundaciones han dejado un impacto emocional profundo en las familias afectadas. Los niños y adolescentes han sufrido un trauma significativo y continuarán enfrentando dificultades. "Los menores con patologías crónicas o trastornos del neurodesarrollo son particularmente vulnerables a esta ruptura en su rutina", indicó Pedreira.
Desde un punto de vista psicológico, los menores pueden mostrar signos de irritabilidad, insomnio y cambios en el apetito. La experta en Psicología de Emergencias y Catástrofes, Inmaculada Aragón Corvera, enfatizó que los niños más pequeños se ven muy influenciados por las reacciones de los adultos a su alrededor, lo que puede aumentar su necesidad de aferrarse a figuras de apego. Para los niños de 6 a 11 años, los problemas de comportamiento, como irritabilidad y conflictos con sus compañeros, pueden intensificarse.
Muchos de ellos no querrán volver al colegio por miedo a separarse de sus familias
También ha destacado que muchos de ellos no querrán volver al colegio por miedo a separarse de sus familias, y que en ellos aparecerán sentimientos de culpa a medida que se realicen preguntas 'y si', como qué habría ocurrido "si no hubiese ido mi hermano en ese momento que ocurrió la inundación, y si yo hubiese estado en otro lugar".
A largo plazo, existe la posibilidad de que los problemas deriven en estrés postraumáticos, con síntomas de ansiedad y depresión, por lo que ha considerado de gran importancia hablar con ellos sobre lo que ocurre pero adaptándose a su "idioma", a su desarrollo evolutivo según su edad, lo que les puede ayudar a tranquilizarse.
El presidente de la AEP, Luis Carlos Blesa Baviera, destacó la importancia de reforzar la asistencia a la salud mental pediátrica, ya que las inundaciones han dejado "huellas emocionales muy profundas" en los menores. "No podemos permitir que este impacto psicológico quede desatendido", afirmó, enfatizando que los niños están en una etapa crucial de formación de su personalidad y que se deben establecer protocolos para abordar sus necesidades emocionales y psicológicas de manera efectiva.