Durante 2021, un total de 16 enfermeras han sufrido agresiones por parte de pacientes o familiares en la Comunidad Valenciana. Por provincias, 11 se han registrado en Valencia, 2 en Alicante y 2 en Castellón. Si se compara con el año anterior sigue la tendencia en aumento porque en 2020 fueron 15 las profesionales agredidas.Esta cifra representa un incremento del 6,6%. En 2015 se anotaron 10 denuncias.
Sin embargo, los datos son alarmantes porque este tipo de ataques a profesionales de Enfermería rozan el 60% en los últimos siete años, según las estadísticas del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), que engloba a los tres colegios provinciales de Enfermería de Valencia, Alicante y Castellón, que ha registrado una tendencia al alza de hechos violentos hacia su colectivo.
Ante estas las agresiones a enfermeras, el presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), Juan José Tirado, ha vuelto a recordar que la situación es muy preocupante porque al aumento de la presión asistencial por la Covid-19 se suma la de los pacientes crónicos que se han ido acumulando y que, en muchos momentos, colapsan los procesos asistenciales.
Tirado insiste en que desde el CECOVA pide a la Administración "más recursos para los profesionales sanitarios, sobre todo en las consultas hospitalarias y en los centros de Atención Primaria, donde existe una falta constante de personal y se encuentran desbordados"
Juan José Tirado explica que casi todos los días se reciben “denuncias de agresiones contra los profesionales sanitarios" aunque algunas no se tramitan por miedo de los propios profesionales a sufrir represalias. Tirado insiste en que desde el CECOVA pide a la Administración “más recursos para los profesionales sanitarios, sobre todo en las consultas hospitalarias y en los centros de Atención Primaria, donde existe una falta constante de personal y se encuentran desbordados".
El presidente del CECOVA manifiesta su preocupación ya que "no solamente están aumentando el número de agresiones, sino que además no todas se denuncian. Por eso, insisto en que se tienen que denunciar no sólo las agresiones físicas, sino también las verbales: insultos, vejaciones".
Juan José Tirado recuerda que los colegios de Enfermería provinciales se han visto obligados a iniciar una campaña de condena “por los reiterados insultos que, por vacunar a la población, están sufriendo enfermeras y enfermeros en las redes sociales y que empañan el trabajo que realiza el colectivo profesional con la inmunización a la población. Unos ataques verbales sin fundamento que constituyen ‘serios embustes’ y contra los que los servicios jurídicos colegiales estudian ya acciones legales”.
El último episodio lo ha protagonizado una persona ‘antivacunas’ que ha subido en varias redes sociales la fotografía de tres enfermeras y una médica en la que les acusa de ser “asesinas" y de estar "inoculando veneno” en un colegio de Xàtiva. Los bulos detectados se han difundido especialmente a través de las redes Instagram, WhatsApp y Facebook y la entidad colegial ha ocultado los nombres de los profesionales afectados y de los presuntos autores para evitar dañar más, si cabe, la transmisión de estas falsedades contra las enfermeras.
"No solamente están aumentando el número de agresiones, sino que además no todas se denuncian. Por eso, insisto en que se tienen que denunciar no sólo las agresiones físicas, sino también las verbales: insultos, vejaciones"
Cabe recordar que los profesionales de Enfermería de la Comunidad Valenciana que desarrollan su trabajo en los servicios de Urgencias, las consultas de Atención Primaria y en las propias plantas de hospitalización son los que registran más actos violentos verbales y físicos por parte de los pacientes y de sus familiares o acompañantes. Ante ello, se quiere hacer un llamamiento para que se tenga en cuenta que las enfermeras están realizando un importante esfuerzo para proteger la salud de la población arriesgando su seguridad personal, ante lo cual se debe tener hacia ellas la consideración que merece su entrega y dedicación en todo momento y, especialmente, en una situación tan delicada como la actual.
Las principales secuelas que le quedan al profesional sanitario tras sufrir una agresión son el estrés laboral crónico, la disminución del rendimiento laboral, síndrome de hostigamiento y de estrés postraumático, neurosis de ansiedad, síndrome depresivo y, en la mayoría de las ocasiones, secuelas físicas. "Algo que nunca nos podemos permitir ni se debe consentir, y menos ahora, que se debe realizar un esfuerzo social conjunto para salir de esta crisis", sentencian.