El Hospital Gregorio Marañón de Madrid ha implantado, por primera vez en España, un sistema robotizado para la realización de procesos de cardiología intervencionista. Un total de 65 pacientes ya se han beneficiado de este sistema con muy buenos resultados clínicos, pues aporta beneficios tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios, ya que permite una mayor precisión y seguridad durante el procedimiento a la vez que reduce la radiación para las personas.
En este contexto, el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, ha visitado el Marañón para comprobar el funcionamiento de esta tecnología, que se emplea para realizar angioplastias e implantes de stents en las arterias coronarias, unas intervenciones mínimamente invasivas de reparación con catéter que se realizan en pacientes con angina de pecho o infarto de miocardio.
En palabras del jefe del Servicio de Cardiología del centro, el Dr. Francisco Fernández-Avilés, “este sistema robótico integra movimientos submilimétricos automatizados con imágenes radiológicas en movimiento de muy alta resolución, lo que ayuda a los especialistas a controlar con precisión los catéteres y alambres guía, así como las técnicas de reparación de balón o de implante de stents. Podemos asegurar que se gana en seguridad y eficacia para el enfermo y que está indicado para reparar lesiones de cualquier nivel de complejidad de las arterias coronarias”.
Según informa la Comunidad de Madrid, el nuevo sistema robotizado supone la implantación de la tecnología más vanguardista en este hospital público de la capital. Se trata de un robot que realiza movimientos muy precisos y controlados, lo cual permite manejar todos los dispositivos que se utilizan para reparar con catéter las arterias coronarias. Así, se evita la variabilidad de los resultados en estos procedimientos de intervencionismo. Otras de las novedades que incluye es que permite que el uso de los dispositivos se haga desde fuera de la sala de intervención e incluso en remoto. Esto favorece que los profesionales sanitaros no tengan que permanecer en la mesa de angiografía como habitualmente, ya que pueden controlar el procedimiento desde un módulo separado y por tanto, están menos expuestos a la radiación y no necesitan llevar puestos los equipos plomados de protección radiológica de forma permanente.
Para el Dr. Jaime Elízaga, cardiólogo intervencionista del Marañón, una de las grandes ventajas de esta tecnología es que “disminuye la peligrosa radiación del personal y reduce también los problemas óseos y ortopédicos que sufren los profesionales por el elevado peso del delantal protector de plomo, del que pueden prescindir con el robot”.
“Más importantes son los beneficios para el paciente: los estudios y nuestra experiencia demuestran que esta técnica robótica disminuye la radiación del paciente, reduce el uso de los medios de contraste, no exentos de toxicidad y aumenta la eficacia de la intervención en comparación con la técnica manual tradicional por la precisión milimétrica de los movimientos y la disposición más adecuada de la fuente de radiación”, añade Elízaga.
No solo eso, sino que la precisión sub-milimétrica en el manejo de los catéteres permite el ahorro de dispositivos, al poder realizar medidas muy exactas del tamaño de las lesiones. Y es que se ha demostrado que usando este robot se reduce en un 8,3% el uso de dispositivos innecesarios.
A la hora de realizar esta técnica robotizada, el papel de la Enfermería es clave, pues los enfermeros son actualmente los encargados de la preparación y montaje del material que se ha de usar durante el procedimiento. La formación del equipo de Cardiología Invasiva del Marañón ha corrido a cargo de dos enfermeras inicialmente, siendo estas profesionales las encargadas de trasladar sus conocimientos a todo el resto de los profesionales de la Unidad, con el objetivo de que estos puedan realizar la técnica en cualquier momento que se precise.
La enfermera de la Unidad de Cardiología Invasiva, Manuela Rodríguez, apunta que “es muy gratificante formar a otros compañeros en una técnica tan pionera que nos hace avanzar hacia nuevos campos en nuestra profesión y aumenta nuestra destreza y seguridad. Hasta ahora, las enfermeras nunca habíamos introducido guías de angioplastia a través del robot y, gracias a la formación y capacitación que hemos adquirido, en la actualidad sí insertamos a través del robot la guía dentro del catéter guía y luego los médicos ya lo hacen progresar. Esta responsabilidad nos hace ser todavía más minuciosos y exigentes para seguir avanzando hacia la excelencia”.
Mientras el médico maneja desde fuera de la sala los mandos del robot las enfermeras comprueban el correcto montaje a través de sus sensores. Además, hay una pantalla de diálogo para comprobar que los pasos son los correctos y poder avanzar a la siguiente fase del procedimiento.
“El grado exhaustivo de conocimiento de esta tecnología por parte de las enfermeras del Hospital Gregorio Marañón ha permitido que hayan podido elaborar el primer manual en español para el correcto montaje y manejo de este sistema robótico (Corindus). Esto supone una mejora en la calidad asistencial, aportando seguridad al personal y a los pacientes”, asegura la jefa de Área de Enfermería del Servicio de Cardiología, Maria Ángeles Palma.
Tanto es así, que el Gregorio Marañon ha sido elegido entre los 20 centros, en todo el mundo, participantes en un ensayo clínico multicéntrico denominado Navigate, que pretende demostrar la reducción de los tiempos del procedimiento intervencionista incluyendo las últimas automatizaciones que se acaban de presentar para este robot.