La Comunidad de Madrid proporcionó atención especializada y gratuita a un total de 8.309 personas con enfermedad mental grave y duradera durante el pasado año, a través de una completa red de centros adaptados a las distintas necesidades que presentan estas personas.
Así lo ha detallado hoy la consejera de Familia, Juventud y Política Social del Gobierno regional, Concepción Dancausa, durante su visita a uno de estos recursos, ubicado en el distrito de Hortaleza y gestionado por la Fundación Manantial, con motivo de la celebración el próximo domingo del Día Internacional de la Salud Mental y que este año tiene por lema Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad.
La consejera ha recorrido las distintas instalaciones, que cuentan con 175 plazas concertadas repartidas en residencia, rehabilitación laboral y rehabilitación psicosocial, y ha podido intercambiar impresiones tanto con sus usuarios como con los profesionales que les atienden. A ellos les ha agradecido la importante labor que realizan “para que estas personas conserven su autonomía y los lazos sociales, las relaciones y la interacción con su entorno”.
Madrid proporciona atención especializada a más de 8.300 personas con enfermedad mental grave y duradera
La Red Pública de Atención Social a personas con enfermedad mental grave y duradera de la Comunidad de Madrid está formada por 6.669 plazas, distribuidas en 225 centros propios y concertados de atención social especializada, que dan respuesta a las diferentes necesidades psicosociales, laborales, residenciales de estas personas y apoyan su integración social, siempre en coordinación con los Servicios de Salud Mental y con especial atención y respaldo a las familias. El coste anual de estos recursos asciende a 71,8 millones de euros.
Entre ellos están los Centros de Rehabilitación Psicosocial, que ofrecen programas individualizados para ayudar a recuperar el máximo grado de autonomía personal y social manteniendo la integración de sus usuarios en la comunidad y asesorando a su entorno familiar. También se encuentran los Centros de Día de Soporte Social, que desarrollan programas y actividades para ayudar a las personas con mayores dificultades de funcionamiento y aislamiento a alcanzar un mínimo de independencia. Uno de los aspectos más importantes para alcanzar el mayor grado de autonomía posible pasa por la inclusión laboral de estas personas, tarea a la que se dedican los Centros de Rehabilitación Laboral.
Estos recursos ayudan a personas con enfermedad mental a aprender o recuperar los hábitos y capacidades laborales necesarias para acceder al mundo laboral. De los 1.656 usuarios en 2020, un total de 1.004 consiguieron trabajo, lo que significa un 60,6% de inserción laboral en un año especialmente complicado por los efectos de la pandemia. Además, la mayoría de los contratos fueron a jornada completa y el 37,1% de las personas con enfermedad mental que se incorporaron al mercado laboral lo hicieron en empresas ordinarias.
En cuanto a los recursos residenciales, las tipologías abarcan desde las residencias, que ofrecen un servicio flexible y polivalente de entre 20 y 30 plazas con supervisión 24 horas al día, hasta los pisos supervisados, alternativa de alojamiento estable y normalizada para 3 o 4 personas, o plazas en pensiones para las personas que han alcanzado un buen nivel de autonomía pero carecen de respaldo familiar y de recursos.
Estos espacios desarrollan una intensa actividad de sensibilización y lucha contra el estigma que sufren las personas con enfermedad mental
También destaca la labor de los Equipos de Apoyo Social Comunitario, una iniciativa puesta en marcha en 2005 para ofrecer atención social en el propio domicilio y en el entorno a las personas con mayores dificultades sociales. El objetivo de estos equipos es mejorar la calidad de vida, la permanencia en la comunidad y la vinculación a la red de atención de estas personas.
Todos estos espacios desarrollan además una intensa actividad de sensibilización y lucha contra el estigma que sufren las personas con enfermedad mental, ya que sus patologías son a menudo muy poco conocidas y generan actitudes de rechazo, aislamiento y discriminación que pueden dificultar el ejercicio efectivo de sus derechos y causar sufrimiento a los afectados y sus familias.
Esta labor incluye actividades como la colaboración solidaria con otras personas, la integración normalizada en barrios y municipios, la investigación, la sensibilización en el ámbito educativo, la formación de otros agentes sociales y la participación de los usuarios en iniciativas de deporte, arte y ocio.