La Comunidad de Madrid ha activado en los centros públicos de salud un nuevo protocolo para reforzar la protección de los menores. El objetivo de esta iniciativa es mejorar la detección temprana de presuntos casos de maltrato infantil, en todas sus manifestaciones, así como agilizar la comunicación y lograr una mayor coordinación entre las administraciones implicadas en este ámbito.
En cuanto al procedimiento, ha sido elaborado por un grupo de profesionales de distintas categorías de Atención Primaria y Hospitalaria, partiendo de las necesidades que se plantean en las consultas. Desde la comunidad apuntan que incluye un documento para toda la red del primer nivel asistencial de la sanidad pública madrileña, con indicadores actualizados que permiten notificar oficialmente la sospecha de que un paciente pediátrico sufre alguna situación como: violencia física, emocional, sexual o a través de las redes sociales; negligencia en los cuidados; abuso de nuevas tecnologías; sumisión química; mutilación genital femenina; trata y explotación sexual, o pertenencia a bandas delictivas.
El nuevo protocolo incluye desde los casos de riesgo leve a los más graves, cuya atención se coordina a través del trabajador social del centro de salud, que es el ‘nexo’ entre el sistema sanitario público y social
En edades tempranas situaciones tan traumáticas como estas pueden afectar al rendimiento escolar de los niños, generar trastornos, provocar adicciones o problemas de salud mental. Además de condicionar su etapa adulta, tanto en el ámbito personal como laboral, siendo incluso susceptibles de repercutir en la carga genética que se transmite a futuras generaciones.
La redacción de estos partes de notificación puede ser cumplimentada por cualquier categoría sociosanitaria de los centros de salud: médicos de familia, pediatras, profesionales de Enfermería, odontólogos, higienistas dentales, matronas, fisioterapeutas, psicologías y trabajadores sociales. Constituye, para ello, una obligación ética y legal.
El nuevo protocolo incluye desde los casos de riesgo leve a los más graves, cuya atención se coordina a través del trabajador social del centro de salud, que es el ‘nexo’ entre el sistema sanitario público y social. En este sentido, Atención Primaria constituye un nivel sanitario clave en la detección de estos fenómenos gracias a la cercanía con su población y la facilidad de acceso a sus consultas.