Con el objetivo de potenciar su autonomía y frenar el avance de un posible deterioro funcional, la Comunidad de Madrid evalúa personas mayores de 70 años. En concreto, en los últimos dos años ya han sido evaluadas 465.535 personas, cifra que se ha incrementado progresivamente a raíz de la normalización asistencial posterior a la pandemia de Covid-19.
Del mismo modo, han incrementado también las mediciones para la detección precoz de la fragilidad, de modo que ascendieron a 187.839 en el mismo periodo. Muchos de los pacientes fueron sometidos a ambas pruebas.
Enfermería se encarga de valorar si el usuario necesita ayuda para actividades cotidianas como comer, desplazarse, vestirse o cuidar su aseo personal
Dichos exámenes son ejecutados, con carácter general, por profesionales de Enfermería. En lo referente al primer caso, las enfermeras se encargan de valorar si el usuario necesita ayuda para actividades cotidianas como comer, desplazarse, vestirse o cuidar su aseo personal. Para llevar esto a cabo, emplean el denominado Índice de Barthel, que determina si presenta algún grado de deterioro funcional.
En lo que respecta al segundo caso, estos profesionales evalúan situaciones de debilidad y riesgo de caída en personas independientes o con dependencia en casa. Así, se registra la velocidad de la marcha, el equilibrio o la capacidad para levantarse de una silla. En este caso, el objetivo es evitar posibles fracturas u otras complicaciones.
Por otro lado, las valoraciones ayudan también a individualizar, en función del resultado de las pruebas, los planes asistenciales que hay que aplicar. En determinados casos, promover una alimentación saludable o el ejercicio físico adaptado es el eje de las intervenciones más adecuadas para el paciente.
Además, tanto las revisiones como las mediciones de fragilidad se llevan a cabo aprovechando las visitas a consulta de los usuarios. Sin embargo, también se realizan a través de la captación activa y búsqueda de aquellos que pertenecen a la población diana y aún no se les ha realizado las pruebas.
Tanto las revisiones como las mediciones de fragilidad se llevan a cabo aprovechando las visitas a consulta de los usuarios
Nuevamente, esta labor es desempeñada por enfermeras, pero que en este caso cuentan con la colaboración de las áreas de Medicina de Familia, Fisioterapia y otros miembros de los equipos de Atención Primaria. Todo ello se lleva a cabo con la implicación del entorno familiar, que contribuye a que la persona mayor se sienta apoyada en estos exámenes y en los cuidados posteriores que precise.
Estas prestaciones de la sanidad pública madrileña se enmarcan en el Servicio de Atención a la Persona Mayor con Fragilidad o Deterioro Funcional implantado en el primer nivel asistencial en 2018, en el que la Administración regional fue pionera al introducirla en su Cartera. Se engloba en la misma línea de trabajo del Plan de Atención Integral a la Fragilidad y Promoción de la Longevidad Saludable en personas mayores de la Comunidad de Madrid 2022-2025.