El Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña, se une, también este año, a la celebración del Día Mundial de la Seguridad del Paciente, establecido en 2019 por la Asamblea Mundial de la Salud sobre la base del principio fundamental en la Medicina de, no solo cuidar la salud y curar la enfermedad, sino también, y ante todo, no hacer daño.
Concretamente, la onomástica, que se celebra este viernes 17 de septiembre con los objetivos generales de mejorar la comprensión mundial de la seguridad del paciente, aumentar el compromiso público con la seguridad de la atención sanitaria y promover la acción mundial para prevenir y reducir los daños evitables en la atención de salud, pone el foco este año en la “Atención materna y neonatal segura”, debido a la importante carga de riesgos y daños a la que están expuestos las mujeres y los recién nacidos, tal y como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y es que, a pesar de haberse registrado importantes progresos en la reducción de la mortalidad materna y neonatal, “las metas del ODS 3 (tercero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas en 2015, que persigue "Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades") aún están lejos de alcanzarse”, señala la OMS, apuntando el agravamiento del problema con la pandemia generada por la Covid-19.
El Infanta Elena trabaja desde años en protocolos dirigidos a la optimización de la atención sanitaria materna y neonatal
Un ámbito en el que, sin embargo, el hospital valdemoreño trabaja especialmente desde hace años a través de numerosas iniciativas, protocolos e implicación dirigidos a la optimización y seguridad de la atención materna y neonatal, valorados muy positivamente por sus pacientes.
Así, conscientes de que no solo son importantes los conocimientos teóricos y las habilidades del profesional médico, sino que hay otros elementos que dependen de su capacidad de juicio, actitudes y valores que pueden ser cruciales en el manejo de emergencias obstétricas, en las que se tienen que tomar decisiones de forma muy rápida e implicando a diversas categorías profesionales, el Servicio de Obstetricia y Ginecología del centro ha celebrado ya dos ediciones del “Curso O-CRM obstétrico: Importancia del Factor Humano en Emergencias Obstétricas” para actualizar protocolos de manejo y actuación en las principales emergencias obstétricas y el abordaje multidisciplinar asociado a estas patologías.
Basado en la simulación y dirigido a todo el personal que asiste a la paciente obstétrica, el curso persigue mejorar la eficacia y disminuir la variabilidad en la práctica clínica para que, ante posibles emergencias obstétricas, “nuestro equipo pueda proteger la seguridad de la paciente, haciendo un buen uso de las vías clínicas y trabajando de manera coordinada para disminuir los errores secundarios a una mala comunicación o a la falta de entrenamiento específico”, explica la doctora Montserrat González, jefa de la sección de Ginecología y Obstetricia del Infanta Elena.
Con el mismo objetivo, la Sección de Neonatología del Infanta Elena, cuyo responsable es el doctor Weimar García, realiza simulaciones de resucitación cardiopulmonar (RCP) neonatal que “fortalecen la autoconfianza del equipo de salud y permiten aplicar lo aprendido en un paciente real”. Se trata, incide el neonatólogo, de “conocer y ampliar los conceptos claves de la RCP del recién nacido, reforzar su secuencia de actuación en sala de partos y saber actuar ante situaciones especiales de la RCP neonatal, tales como asfixia perinatal, prematuridad extrema, aspiración meconial, neumotórax a tensión, depresión por anestesia, hemorragia aguda...”.
También se forma específicamente a pediatras, obstetras, anestesistas, matronas y DUES en RCP neonatal avanzada para que “conozcan sus conceptos claves, introducir conocimientos básicos de anatomía y fisiología neonatal, fomentar el aprendizaje de los factores de riesgo obstétrico, fetal y neonatal, aprender la secuencia de actuación en la reanimación del recién nacido en sala de partos, saber actuar ante situaciones especiales de la RCP neonatal y remarcar la importancia de la comunicación y la coordinación entre las áreas de Obstetricia y Neonatología”, añade.
El centro promueve y asesora la vigilancia del recién nacido durante el contacto "piel con piel"
En esta línea, y para velar por la seguridad de la atención materna y neonatal, continúa el doctor García, se han instalado sistemas de monitorización de electrocardiograma (ECG) en las cunas de reanimación neonatal del paritorio y el quirófano para controlar de forma más precoz y precisa la frecuencia cardíaca y facilitar la toma de decisiones durante la RCP neonatal, y se ha adquirido un maletín de RCP neonatal para el área de Cirugía Mayor Ambulatoria.
Finalmente, el centro, en fase III de las cuatro etapas de acreditación como Hospital IHAN, promueve, realiza y asesora para su correcto desarrollo la vigilancia del recién nacido durante el contacto "piel con piel" para que el "periodo de transición" de este a la vida fuera del útero, que implica el inicio de la respiración y un cambio muy importante en su circulación sanguínea, se lleve a cabo en las mejores circunstancias, es decir, en contacto directo con la madre, pero también de la forma más segura.
“En este delicado pero fundamental periodo, que favorece el establecimiento del vínculo madre-hijo y el inicio de la lactancia materna, la mujer puede estar excesivamente cansada, por lo que es necesario que sea supervisado por los profesionales y el acompañante de la madre para observar o advertir cualquier posible anomalía”, explica el doctor Enrique de la Orden, jefe del Servicio de Pediatría del hospital, comentando factores a confirmar tales como el color sonrosado de los labios, la respiración sin dificultad o la fuerza del recién nacido.