El Hospital Universitario Infanta Elena ha celebrado a través de varias ediciones, una Jornada de prevención de obesidad infantil en el marco de su estrategia InfaSEN, con el objetivo de prevenir el exceso de peso en los más pequeños y con ello enfermedades cardiovasculares, además de ofrecer recomendaciones en temas relacionados con el sueño y el ejercicio físico.
“Buscamos promover hábitos de vida saludables entre todas las personas implicadas en el desarrollo integral de los niños (familias, cuidadores, profesores y personal sanitario). Por lo general, los padres y/o familiares infraestiman el peso y la composición corporal de los niños, no consideran la obesidad una enfermedad crónica y no se plantean que en un niño o adolescente pueda tener consecuencias en su salud física, mental o social. Es más, asocian el mayor peso con un mejor estado de salud y fortaleza”, explica la doctora María Royo Gómez, jefa de sección de Endocrinología Pediátrica del centro.
"Como lácteo se puede tomar un vaso de leche semidesnatada, preferiblemente sin añadir nada y la ración de hidratos de carbono puede ser una tostada de pan con aceite y tomate”
Esta estrategia conocida como Infancia con Sentido, impulsada por el hospital de Valdemoro junto a los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz (Madrid), Rey Juan Carlos (Móstoles) y General de Villalba (Collado Villalba), busca concienciar a toda la población de la necesidad de seguir unos hábitos saludables, a pesar de no estar en una mala situación en ese momento. ”Nos centramos en ofrecer recomendaciones sobre alimentación saludable, actividad física, sueño y uso de pantallas, cuya adicción favorece el sedentarismo, con sus consecuencias como la alteración en el comportamiento, el estado de ánimo, las relaciones sociales y el rendimiento escolar”, aclara la especialista.
El desayuno según los especialistas es una de las comidas más importantes del día, por no decir la que más, por ello recomiendan que esta, cuente con la presencia de fruta, lácteos y una ración de hidratos de carbono. “Como lácteo se puede tomar un vaso de leche semidesnatada, preferiblemente sin añadir nada (hay que evitar el cacao en polvo azucarado, que nos aporta una gran cantidad de azúcares simples sin valor nutricional); y una excelente elección para la ración de hidratos de carbono puede ser una tostada de pan (opcionalmente integral) con aceite y tomate”, recomienda el doctor Julián Martínez-Villanueva Fernández, del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Infanta Elena.
El ejercicio físico es otro de los puntos que tratan, dejando claro que los hábitos saludables no son solo alimenticios, tal y como explica el doctor Francisco José Martín Gómez, adjunto del Servicio de Pediatría y especialista en el área de Cardiología Infantily Actividad física del centro. “Se ha visto cómo la actividad física favorece desde niños a un mejor desarrollo psicomotor, cognitivo y de salud cardiovascular, metabólica, osteoarticular, respiratoria, inmunitaria y, por último, psicoafectiva, fundamental en la actualidad, cuando los cuadros de ansiedad y depresión están muy presentes entre los jóvenes”.
El tiempo recomendado de ejercicio que se debe hacer es de 30 minutos, es decir, un tiempo equilibrado, ya que el exceso también es perjudicial. “Esto va a suponer un estímulo para nuestro organismo equiparable a dos horas de actividad física de baja intensidad, y en una sociedad donde el tiempo es oro, esto es de vital importancia. No podemos sobrepasarnos en ello. Debemos espaciar las sesiones de alta intensidad durante la semana para que haya una correcta recuperación”, comenta el doctor Martín Gómez.
Por último el doctor Gómez reflexiona acerca del cambio que ha sucedido en los hábitos deportivos de los pequeños con la llegada de la pandemia, ya que se redujo mucho durante los primeros meses y eso ha provocado que los menores tuvieran que hacer deporte en casa, y por ello no les llamase tanto la atención cómo hacerlo fuera con más gente.