El Hospital Universitario de Getafe cuenta con un museo de herramientas empleadas por profesionales sanitarios a lo largo de diferentes épocas de la Medicina. El Museo Sanitario Dr. Andrés Esteban, ubicado en la entrada principal del centro y de acceso libre, tiene el objetivo de promover el conocimiento y la docencia sobre la práctica médica, en especial entre jóvenes y estudiantes.
“El fomento de la investigación basado en el conocimiento y la planificación de futuro también puede basarse en profundizar sobre las bases de nuestra tecnología sanitaria”, apuntan los promotores del Museo. En este sentido, el espacio se concibe como una mirada a la evolución de la tecnología sanitaria.
Promotores del Museo: “El fomento de la investigación basado en el conocimiento y la planificación de futuro también puede basarse en profundizar sobre las bases de nuestra tecnología sanitaria”
El Museo está formado por piezas empleadas para la exploración, diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Pertenecen a la colección particular de los doctores Pilar Fernández Segoviano y Andrés Esteban, ex jefes de Servicio de Anatomía Patológica y Medicina Intensiva. Los doctores las fueron recopilando las herramientas gracias a donaciones y a su adquisición en ferias y mercadillos durante muchos años.
La estancia está integrada por varias vitrinas de cristal, en las que se pueden contemplar las piezas ordenadas temáticamente y con esquemas y explicaciones. Así, cuenta con una colección de ventosas, utilizadas ampliamente durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX. Las más antiguas funcionaban mediante el calentamiento de su parte interior para aplicarla inmediatamente sobre el torso del paciente. Al enfriarse el aire de su interior, se producía un vacío que actuaba sobre la piel del enfermo.
Otra de las herramientas destacables son las escupideras. Durante los siglos XVIII, XIX y la primera mitad del siglo XX, el mundo sufrió pandemias de tuberculosis. Se trata de una enfermedad sin tratamiento eficaz, que tuvo como única medida de prevención el evitar que los esputos actuasen como diseminador de los gérmenes, pues su vía de transmisión principal era la aérea.
Debido a esta situación, adquirieron gran relevancia las escupideras, recipientes diseñados para recoger los esputos en los lugares públicos. También fueron populares entre los pacientes encamados en los hospitales. En el Museo hay tres ejemplares de escupideras de bolsillo.
El Museo cuenta también con una colección de grandes jeringas para la administración de enemas. Estas llegaron a ser muy populares en los siglos XVIII y XIX, pudiéndose ver, incluso, cómo Goya las ridiculiza en algunos de sus grabados. A su vez, los visitantes pueden ver también una representación de marcapasos cardiacos desde el primer modelo de 1964.
Promotores del Museo: “Deseamos que sea un escaparate de la Medicina antigua, que debe ser bien conocida para el disfrute y el interés cultural de la población y una posible fuente de información para la investigación histórica”
Los visitantes también pueden observar un modelo con una batería de plutonio de 1975, así como otros más recientes de tamaño muy reducido y funciones muy complejas, donados por la empresa Medtronic. Finalmente, destaca una pequeña colección de cucharillas quirúrgicas de origen romano del siglo II, perteneciente al ajuar funerario de un médico de las tropas de César Augusto.
Gracias a la exposición, se puede aprender sobre la Historia de la Medicina. “Deseamos que sea un escaparate de la Medicina antigua, que debe ser bien conocida para el disfrute y el interés cultural de la población y una posible fuente de información para la investigación histórica”, afirman los promotores del Museo. El espacio se ha instalado gracias a la colaboración del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, Instalaciones Horche y la Universidad Europea de Madrid.