No sólo son importantes los conocimientos teóricos y las habilidades de profesional médico; hay otros elementos que dependen de su capacidad de juicio, de sus actitudes y valores, las denominadas “habilidades no técnicas”, que pueden ser cruciales en el manejo de emergencias obstétricas, en las que se tienen que tomar decisiones de forma muy rápida e implicando a diversas categorías profesionales.
Hablamos de situaciones críticas, tanto por prevalencia como por gravedad, tales como la eclampsia, la hemorragia postparto, la crisis asmática en la gestante o la parada cardiaca, que hacen que “el estrés aumente y la posibilidad de pérdidas de información, fallos en la comunicación, errores de fijación, etcétera, puedan aparecer más fácilmente”, indican las doctoras Montserrat González Rodríguez y Esther Pérez Carbajo, jefa de sección y adjunta, respectivamente, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid.
“Nuestro objetivo es mejorar la dinámica de grupo mediante la educación basada en la simulación para garantizar la seguridad del paciente y disminuir los errores secundarios a una mala comunicación o a la falta de entrenamiento"
De ahí la importancia de actualizar protocolos de manejo y actuación en las principales emergencias obstétricas y del abordaje multidisciplinar asociado a estas patologías, principalmente por parte de los servicios de Anestesia y Cuidados Intensivos. Ese ha sido el objetivo del “Curso O-CRM obstétrico: Importancia del Factor Humano en Emergencias Obstétricas”, que acaba de celebrarse en el centro bajo la coordinación de ambas especialistas y la dirección del doctor Juan Miguel Rodríguez Candia, jefe del citado servicio.
Para ello, además de impartir conocimientos teóricos y habilidades prácticas, los 17 profesionales que han participado en la primera edición de esta acción formativa, que pretende perpetuarse con carácter anual, han podido realizar simulaciones obstétricas avanzadas in situ, como técnica docente, basada en el aprendizaje experiencial, teniendo también ocasión de detectar sus áreas de mejora y proponer herramientas para el aprendizaje continuo.
“Nuestro objetivo es mejorar la dinámica de grupo mediante la educación basada en la simulación para garantizar la seguridad del paciente y disminuir los errores secundarios a una mala comunicación o a la falta de entrenamiento y, a través de clases breves, sintetizar los conceptos más relevantes en situaciones emergentes poco frecuentes y enfatizar los algoritmos de manejo”, aseveran las especialistas, destacando que la simulación en este curso ha sido in situ, “lo que hace que ésta sea más real y permite detectar fallos de organización o estructurales que de otro modo no se pueden detectar”.