Un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), dentro del proyecto COVTRAVI-19-CM financiado por la Comunidad de Madrid con fondos europeos, ha investigado la presencia de organismos potencialmente zoonóticos en las heces de diversas especies de aves y mamíferos urbanos. La investigación resalta la necesidad de implementar sistemas de vigilancia activa que combinen técnicas genómicas, microbiológicas y bioquímicas para estimar el riesgo presente de patógenos zoonóticos en las ciudades.
Los investigadores de la UAM, utilizando la técnica de ‘metabarcoding’ -que permite detectar simultáneamente la presencia de numerosos organismos en una muestra-, analizaron excrementos de cotorras, palomas, gorriones, cigüeñas, gaviotas, murciélagos, conejos y mapaches. Xabier Cabodevilla Bravo, investigador principal del estudio, afirma que esta técnica ha demostrado ser una valiosa herramienta para estudiar cómo la fauna trae enfermedades. "Nos ha permitido diseñar estrategias adecuadas de vigilancia y alerta temprana", asegura. Cabodevilla Brava añade que el 'metabarcoding' ofrece "una visión global de los taxones potencialmente zoonóticos presentes, lo que posibilita focalizar el esfuerzo de vigilancia en los géneros más relevantes, realizando estudios microbiológicos dirigidos para determinar las especies y cepas concretas y su patogenicidad”.
Convivir con fauna silvestre conlleva riesgos como la zoonosis: enfermedades que se transmiten de animales a personas
Este estudio nace con el trasfondo de que observar cotorras, gorriones, palomas y conejos en un parque cercano, o escuchar el paso de gaviotas sobre la ciudad puede evocar recuerdos de unas vacaciones recientes. Del mismo modo, las cigüeñas que ya no migran, ahora habituales en muchos sitios de montaña, genera una sensación de bienestar en quienes las ven, reflejando una conexión humana con la naturaleza y una creciente conciencia sobre la necesidad de conservarla.
Sin embargo, convivir con fauna silvestre conlleva riesgos. Se aprendieron términos como "zoonosis": enfermedades que se transmiten de animales a personas. También se descubrió que cuanto más diversa sea la fauna, menor es el riesgo de transmisión de patógenos, que muchas veces ocurre por contacto con excrementos animales, algo que desde niños se enseña a evitar.
En el estudio se identificaron 23 géneros de parásitos eucariotas, de los cuales 6 son potencialmente patógenos para los humanos
TAXONES POTENCIALMENTE ZOONÓTICOS
El estudio, publicado en dos artículos científicos, preocupa a los investigadores. En el primer artículo, centrado en bacterias potencialmente zoonóticas, se analizaron muestras de excrementos de aves (cotorras, palomas domésticas, gorriones, cigüeñas blancas y gaviotas sombrías que se alimentan en vertederos) y mamíferos (conejos, mapaches y murciélagos) de la Comunidad de Madrid y sus alrededores. En este primer trabajo se identificaron 21 géneros bacterianos con especies potencialmente zoonóticas, de los cuales 10 son especies de vigilancia obligatoria en la Unión Europea, como Campylobacter, Listeria, Chlamydia, Salmonella y Yersinia. En aves urbanas (especialmente gorriones y palomas) y en murciélagos se detectaron hasta 7 de estos 10 géneros. No obstante, la técnica utilizada no permite determinar si los organismos detectados son patógenos.
El segundo artículo se enfocó en el estudio de parásitos eucarióticos. En este caso, se analizaron muestras de cigüeñas blancas, gaviotas sombrías, cotorras argentinas y cotorras de Kramer. Se identificaron 23 géneros de parásitos eucariotas, de los cuales seis son potencialmente patógenos para los humanos. Entre ellos se encuentran lombrices intestinales del género Ascaris, hongos como Candida y Aspergillus, y protistas como Cryptosporidium, que pueden causar problemas gastrointestinales. Estos resultados evidencian el riesgo asociado a las heces de la fauna urbana.