La sociedad está envejeciendo y la edad es el principal factor del riesgo para el cáncer. Teniendo en cuenta este dato, el Hospital Rey Juan Carlos de Madrid, en su IV Jornada de Oncogeriatría, ha tratado la necesidad de crear consultas de Prehabilitación para pacientes geriátricos con cáncer.
“Teniendo en cuenta el impacto que los tratamientos del cáncer suponen en los pacientes, en especial en los adultos mayores, tiene todo el sentido prepararse para ello”, señala Javier Martínez Peromingo, médico especialista en Geriatría del centro, quien ha lanzado una pregunta para incitar a la reflexión sobre este tema: “¿Usted correría una maratón sin prepararse antes?”.
En una consulta de Oncogeriatría se realizan pruebas para clasificar a los pacientes según su fragilidad
Así, durante la jornada, se debatió sobre cómo debe ser una consulta de Oncogeriatría, en la que se debe comprender que hay mucho que hacer antes de prescribir y aplicar un tratamiento.
En esta consulta se debe realizar una valoración geriátrica integral, que sirve para clasificar a los pacientes según su fragilidad, ya que, “permite detectar e intervenir sobre déficits potencialmente reversibles, como la malnutrición, el deterioro funcional o la polifarmacia, así como hacer intervención cognitivo-afectiva, si fuera necesario, o intervención social”, según especifica la geriatra de la Fundación Jiménez Díaz, Ana Isabel Hormigo.
Es necesario realizar pruebas a todos los pacientes ya que el envejecimiento es un proceso muy heterogénero que no afecta a todos por igual
Tras la valoración, los pacientes son clasificados en cuatro grupos: tipo I o robusto, tipo II o prefrágil, tipo 3 o frágil y tipo 4 o de mal pronóstico. “Los datos obtenidos se integran con el resto de información clínica y ayudan a tomar decisiones en los Comités de Tumores cuando se discute entre todo el equipo cuál es la mejor estrategia de tratamiento para cada paciente”, indica el hematólogo Raúl Córdoba.
Con este abordaje se analiza cada caso de forma individual. "La edad no debería ser un criterio de exclusión para que un paciente mayor reciba un tratamiento oncoespecífico. El envejecimiento es un proceso muy heterogéneo y la edad funcional o biológica en muchos casos es diferente a la edad cronológica, lo que supone que no todos los pacientes puedan ser abordados de la misma forma”, resalta Hormigo.