Las personas con enfermedad mental grave y duradera presentan diferentes problemáticas y necesidades tanto sanitarias como sociales. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), algunas de estas enfermedades son esquizofrenia, trastornos delirantes, trastorno bipolar, depresión grave con síntomas psicóticos y algunos trastornos depresivos graves recurrentes.
Asimismo, estas personas presentan características y síntomas comunes, como son una mayor vulnerabilidad al estrés, déficit en las destrezas y capacidades y la manera de ponerlas en juego para manejarse autónomamente, dependencia elevada de otras personas y de servicios sanitarios o sociales, dificultad de acceder al mundo laboral, alteración conductual grave, entre muchas otras.
En el ámbito de la sanidad, las personas merecen ser diagnosticadas y tratadas para amenizar los síntomas de esa enfermedad, mientras reciben ayuda psicológica y psiquiátrica. Aun así, son muchas las que no están diagnosticas por patologías de este tipo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos elevados: entre un 35% y un 50%.
Según la OMS, en los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos elevados: entre un 35% y un 50%
Por otro lado, un problema social que presentan muchas de las personas que sufren enfermedades mentales graves son las discapacidades psicosociales, que se expresan en dificultades en su autonomía personal y social, en sus relaciones interpersonales, en su integración laboral, en la pérdida de redes sociales de apoyo y en limitaciones a su participación e integración. Están, por ello, en mayor riesgo de situaciones de desventaja social, sin perder de vista los problemas de tensión y sobrecarga que sufren muchas familias que conviven y cuidan de dichas personas.
Por eso, la Comunidad de Madrid apuesta por la integración de estos usuarios con centros que les apoyen y les ayuden a gestionar tareas que deberían ser de su día a día, pero que no pueden realizar por el estigma que se preconciben, como es el caso tener relaciones sociales.
La Consejería de Sanidad junto a la Consejería de Políticas Sociales y Familia trabajan “codo con codo” para ayudar a estos usuarios a que se sientan parte de la sociedad. “A veces, una persona con esquizofrenia, más allá de sus dificultades, se encuentra con los obstáculos generados por los prejuicios y por esas ideas falsas y preconcebidas que muchas veces se tienen con las personas con enfermedad mental, como por ejemplo que no pueden trabajar o que no son confiables”, comenta el coordinador de la Red de Atención Social de Personas con Enfermedad Mental Grave y Duradera, Abelardo Rodríguez.
"Lo que queremos es cambiar esta imagen social negativa que muchas veces se les atribuye a las personas con este tipo enfermedades de una forma errónea"
Para poder formar parte de esta red es necesario que el Centro de Salud Mental establezca tratamientos psicofármacologicos y de psicoterapia.. Los profesionales sanitarios se encargarán de “intentar convencer y hacer que se sienta atraído por unos recursos que le resultarán útiles y beneficiosos para mejorar su integración. De esta forma se hace un esfuerzo muy activo para que el usuario valore y vea que este tipo de recursos le va a ayudar a su calidad de vida”, argumenta Abelardo Rodríguez.
Al final, la decisión de acudir a centros como este de ayuda para la salud mental grave solo depende del usuario, quien una vez se acerca a este lugar y después de hablar con los facultativos de cada centro, decide tomar una decisión, pasando por un proceso de acogida y de enganche a este programa de atención.
TIPOS DE CENTROS
En cada centro, los usuarios tienen programas de intervención psicosocial personalizados e individuales, según su situación y tratamiento. En todos ellos se encuentranpsicólogos, acompañados de educadores, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales para poder ofrecerles la máxima ayuda posible y que tengan a quien recurrir cuando lo necesiten.
Además, la tipología de los centros están adaptados para cada tipo de enfermedad y cuidado que la persona necesite. También, se realizan programas individualizados con la intención de ayudar a las personas con enfermedad mental grave y duradera para no solo convivan con su enfermedad, sino también para que puedan incorporarse en la sociedad. En este mes de mayo, la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha 8 nuevos centros.
- Centro de rehabilitación psicosocial
La finalidad de este centro es ayudar a las personas con enfermedades de este tipo para recuperar el máximo grado de autonomía personal, además de promover su integración en la comunidad. Suelen ser personas con enfermedades como la esquizofrenia, psicosis maníaco-depresivas o trastornos paranoides.
En estos, ofrecen programas de apoyo a la rehabilitación psicosocial, desarrollando intervenciones individuales y grupales en muchas áreas, como es el caso el manejo de la enfermedad, la psicoeducación y actividades de la vida cotidiana.
- Centro de día de soporte social
El objetivo de este centro es ayudar a las personas con enfermedad mental grave con mayores niveles de dificultad de funcionamiento y dependencia para que puedan llegar a tener un mínimo de autonomía. Las actividades se centran en hacer que el usuario socialice a través de actividades de ocio, como por ejemplo las tertulias.
- Centro de rehabilitación laboral
Las personas que han alcanzado un buen nivel de autonomía con este tipo de enfermedades, recurren a este centro para aprender o recuperar los hábitos y capacidades laborales necesarias para acceder al mundo laboral y apoyar su integración. Suelen ofrecer actividades como la orientación vocacional y talleres pre-laborales.
- Residencias
Estos centros son para personas que necesitan una supervisión de 24 horas debido a la ausencia o sobrecarga de la familia para su atención y cuidado. También, suelen tener problemas de autonomía y funcionamiento psicosocial que les impide cubrir autónomamente sus necesidades de soporte.
- Pisos supervisados
Dirigidos a las personas que tienen un nivel mínimo de autonomía personal, pero necesitan apoyo residencial por la falta de la ayuda familiar. En este caso, no necesitan una supervisión de 24 horas, pero los profesionales siempre están atentos de las necesidades de cada usuario.
- Plazas en pensiones supervisadas
Estas personas tienen un buen nivel de autonomía personal pero necesitan un apoyo porque son usuarios con escasos recursos económicos, sin ninguna ayuda familiar y que están en una situación de riesgo de marginación.
- Equipos de apoyo social
En este caso, se ofrece atención domiciliaria a aquellas personas con enfermedad mental grave con dificultades y necesidad de apoyo social para poder mantener una buena relación con su familia y la comunidad en general. Persiguen, sobre todo, ayudarles en la medida de lo posible a mantenerse en adecuadas condiciones en su propia vivienda.
- Servicio de apoyo a la reinserción social de personas con enfermedad mental grave sin hogar
Centrados en los enfermos mentales que no tienen un hogar y que están en una situación de exclusión y marginación. Se pretende, a través de un profesional del centro que trabaja de un modo flexible, a promover su progresiva reinserción social.
TASA DE ABANDONOS BAJA
Salud Mental conoce a cada persona que derivan a estos centros con la intención de incrementar su calidad de vida y, en general, la tasa de adherencia a los centros es positiva y suelen tener los resultados esperados. Por ejemplo, en 2021 los centros de rehabilitación laboral contaban con 1763 usuarios, de los cuales el 63% consiguieron reinsertarse en el mercado laboral, siendo participantes activos en la sociedad.
“Si el usuario desea abandonar el centro, se intenta convencerle de que todavía le quedan objetivos por conseguir. Pero si él se empeña en dejar el centro, intentamos persuadirle o incluso le llamamos en un tiempo para ver si podemos recobrar ese proceso de recuperación que quedó interrumpido. Aunque sí es verdad que la tasa de abandonos es baja”, alega el coordinador de la Red de Atención Social.
En el caso de que sea el profesional el que dé el alta al paciente, hay que tener en cuenta que se suelen dar de un modo muy flexible e individualizado, ya que cada caso requiere un recorrido y tiene un ritmo. Los objetivos de esta intervención no los marca solo el profesional, sino que se consensuan con el usuario, porque se trata de su bienestar y de ayudarle a mejorar los distintos aspectos en los que encuentre dificultades en su vida. "Hay que implicar muy activamente a la persona. Cada cierto tiempo hay que revisar esos objetivos para ver si se han logrado o hay que cambiar algún elemento u objetivo. Es proceso que a veces es más largo o más corto", comenta Abelardo Rodríguez.
En 2021 estos centros de rehabilitación laboral contaban con 1763 usuarios, de los cuales el 63% consiguieron reinsertarse en el mercado laboral, siendo participantes activos en la sociedad
Además, para adaptarse y ayudar en todo lo posible al paciente, esta red permite tener un uso simultáneo de recursos. Es decir, el enfermo mental grave puede vivir en un piso supervisado e ir al centro de rehabilitación psicosocial, por ejemplo. De esta forma, la diversidad de tipología de los centros ayuda a que puedas ofrecer el apoyo de cada persona que necesita en distintos momentos de su vida.
Abelardo Rodríguez conoce bien esta red y sabe lo complicado que puede ser para estos enfermos el proceso. Día a día conviven con el rechazo que sufren estos usuarios y, por eso, esta red trabaja contra el estigma y la discriminación que sufren las personas con problemas de salud mental. "Llevamos muchos años trabajando en esta línea haciendo múltiples actuaciones de sensibilización, tanto en colegios como en institutos e incluso en entidades vecinales, como en el propio barrio donde se sitúan los centros. Lo que queremos es cambiar esta imagen social negativa que muchas veces se les atribuye a estas personas de una forma errónea".