El Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares ha confirmado la condena de ocho años y medio de prisión por tentativa de homicidio impuesta a un hombre por acuchillar a un médico que le estaba atendiendo. La sentencia de la Audiencia de Balears, ahora ratificada, le prohíbe acercarse a menos de 500 metros de la víctima, comunicarse con ella durante 15 años y acudir a la clínica, y cifra una indemnización de 8.250 euros.
Además, el condenado, natural de República Dominicana, deberá abandonar el país una vez cumplidas las tres cuartas partes de la pena, y no podrá regresar a España durante un plazo de tiempo de 10 años.
La sentencia confirmada, contra la que cabe interponer recurso de casación ante el Tribunal Supremo, relata que el acusado estaba siendo atendido por la víctima en la sala de curas de un centro médico. El facultativo advirtió que estaba siendo grabado con el móvil sin su consentimiento por lo que avisó que iba a apagarlo; una vez de espaldas el procesado cogió unas tijeras quirúrgicas y, de forma sorpresiva, le asestó varias puñaladas en el cuello y en el pecho.
La sentencia recoge que el ataque no finalizó por la “interrupción voluntaria” del agresor, sino “obligado por la fuerza al serle arrebatadas las tijeras”
El tribunal argumenta su decisión en una “innegable predisposición agresiva que se hizo realidad mediante un acometimiento personal por la espalda del agredido”, para lo que utilizó “las tijeras de que se había provisto instantes antes de recibir propiamente la asistencia médica y que inicialmente descargó contra la zona yugular, después contra el pecho, y también contra el trapecio de la víctima”.
Los hechos tuvieron lugar en febrero de 2023, cuando el acusado acudió a la mutua, derivado desde una clínica privada, tras sufrir un accidente de tráfico. El agresor presentaba lesiones en una pierna y en una mano como consecuencia de este accidente laboral. Una vez en la sala de curas, el médico se percató de que el acusado había dejado grabando el teléfono móvil junto a la camilla. El médico advirtió al paciente que no podía grabar sin su permiso y que iba a parar la grabación de video. Fue entonces cuando el acusado se lanzó contra él y comenzó a golpearle con unas tijeras de cortar férulas, que no tenían punta de seguridad, e intentó clavárselas en el pecho y el cuello. Afortunadamente el médico no sufrió lesiones graves. El doctor pidió auxilio a gritos y otros trabajadores del centro acudieron encontrando al agresor forcejeando con la víctima, con las tijeras en la mano.
El tribunal indica en la sentencia: “El potencial homicida del instrumento empleado, su obtención previa al incidente por el que se efectuó el ataque y el número de veces que fue descargado contra zonas de compromiso vital permitieron al tribunal de primera instancia alcanzar una conclusión no errónea ni irrazonable sobre la concurrencia de un ánimo homicida”. Los magistrados concluyen que el ataque finalizó sin una “interrupción voluntaria” por parte del agresor, sino “obligado por la fuerza al serle arrebatadas las tijeras”.