El Comité de Ética Asistencial delas Islas Baleares,formado por 24 profesionales con experiencia y formación en el campo de la bioética, ha entregado el informe elaborado a petición de la Consejería de Salud y Consumo sobre varios aspectos éticos que deben ser tenidos en cuenta en el desarrollo de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, que se aprobó en el Congreso de los Diputados el 24 de marzo y que tiene que aplicarse a partir del 25 de junio.
El documento, que se empezó a elaborar cuando la Ley estaba en fase de tramitación y no entra a valorar la idoneidad o no de la Ley en sí misma, revisa su articulado e identificapuntos que pueden suscitar dudas de interpretación y aplicación, al tiempo que realiza recomendaciones o propuestas para contribuir a garantizar la calidez y la calidad de la prestación en todas las etapas del proceso.
El Comité considera que los plazos que establece la Ley son bastante limitados y recomienda que el proceso deliberativo lo ejerza un equipo específico de curas paliativas
Asimismo, hace propuestas para clarificar, desde la perspectiva ética, conceptos relacionados con la definición de eutanasia, los profesionales que participan en el proceso, la valoración del sufrimiento, los requisitos legales para solicitar la eutanasia, el procedimiento, el proceso de deliberación con el paciente, la objeción de conciencia, la denegación de solicitud, la protección de la intimidad del paciente y la confidencialidad, la comisión de control y evaluación, la realización de la prestación, el lugar donde se presta y la formación de los profesionales.
SUFRIMIENTO DE LA PERSONA
Así, por ejemplo, cuando se analizan los requisitos para poder pedir la prestación, el Comité considera que, dado que la existencia de sufrimiento es un requisito indispensable para hacer efectiva la prestación de eutanasia, «tienen que establecerse medidas que incorporen la valoraciónexhaustiva y la opiniónprofesional de expertos» y que permitan tener en cuenta situaciones en las que dicha valoración presenta «especial complejidad», tales como el caso de la patología mental, en personas con discapacidad y cuando existe imposibilidad de comunicación.
En este sentido, también el Comité observa las dificultades que pueden presentarse para garantizar el proceso a personas que cumplimentaron su documento de voluntades anticipadas antes de la aprobación de la Ley -y, por lo tanto, sin incluir la eutanasia puesto que no era legal- y que ahora se encuentran en estado de incapacidad y no pueden pedirla.
En cuanto al procedimiento, el Comité considera que, a pesar de que la decisión de solicitar la eutanasia es de la máxima trascendencia para la persona y requiere un proceso deliberativo complejo, los plazos que establece la Ley son bastantelimitados, y recomienda que este proceso deliberativo se dé por parte de un equipo específico de curas paliativas, expertos en situaciones complejas de final de vida que incorporen a la persona en la toma de decisiones. Además, recomienda una formación adecuada y continuada de los profesionales sobre este aspecto, para dar el mejor acompañamiento a los pacientes.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
En relación a la objeción de conciencia, el Comité considera que en el procedimiento debe incluirse el momento en el que el profesional objetor tiene que inhibirse de formar parte del equipo que acompañará a la persona en el proceso, con el objetivo de garantizar un acompañamiento sin condicionantes morales y respetuoso con la voluntad y preferencias de la persona. Sin embargo, «la inhibición para formar parte del acompañamiento del profesional objetor no implica la no continuidad de la relación terapéutica, aunque ya no forme parte del equipo que acompañará a la persona en la prestación de la eutanasia».
Destacan la importancia de la formación continuada de los profesionales y recalca que tienen que desarrollarse "estrategias de cuidado y autocuidado para los profesionales"
Asimismo, el Comité se muestra partidario de establecer diferentes formas de objeción y los momentos en los que se tiene que objetar, como por ejemplo la objeción a la Ley en toda su extensión, exclusivamente a la aplicación de los fármacos y/o al acompañamiento en todo el proceso. También podría darse la situación en la que el profesional quisiera ejercer su derecho ante una situación concreta, no generalizable a todos los casos de petición de eutanasia. En cualquiera de los casos, propone la figura de un equipo responsable en vez de un médico responsable, para facilitar la continuidad del proceso en caso de objeción de conciencia. Estas son cuestiones a tener en cuenta a la hora de crear un registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia.
En cuanto a la denegacióndelaprestación, el Comité aclara que no debe considerarse denegación si el profesional que la deniega es objetor. Asimismo, tiene que facilitarse al máximo la reclamación.
Respecto a la realización de la prestación, el informe recuerda que morir no es un acto concreto, sino «un proceso que tiene que ir acompañado de un protocolo que garantice el mejor interés del paciente: morir sin dolor, acompañado y respetando las creencias». Y en cuanto al lugar, se muestra partidario de incluir el domicilio, así como las residencias que tienen consideración de domicilio para las personas que viven en ellas. En cambio, rechaza la idea de que puedan crearse centros ad hoc, puesto que debe evitarse que la prestación se desvincule del resto del proceso asistencial y de acompañamiento.
El informe concluye que no debe haber dilema entre la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia y la prestación de los cuidados paliativos
Finalmente, el Comité destaca la importancia de la formación continuada de los profesionales y recalca también que tienen que desarrollarse «estrategias de cuidado y autocuidado para todos los profesionales en contacto directo y continuado con el sufrimiento y el final de la vida».
CUIDADOS PALIATIVOS
El informe -que incluye un voto particular, apoyado por seis miembros- concluye que no debe haber dilema entre la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia y la prestación de los cuidados paliativos. «El sistema sociosanitario tiene que ser capaz de asegurar unos cuidados paliativos de calidad, el apoyo a la salud mental, los medios de apoyo para las situaciones de discapacidad y dependencia, y los recursos sociales que ayuden a transitar hacia el final de la vida», indica.