El consejero de Salud del Principado de Asturias, Pablo Fernández Muñiz, hace balance del 2020, en el que la pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la Atención Primaria para la gestión de la crisis. "Ha sido una gestión sin un guión previo", reconoce.
¿Qué balance sanitario hacen de este 2020?
Ha sido un año de un desafío excepcional que ha evidenciado, para quien lo ponía en duda, la importancia de tener un sistema público de salud robusto, así como la plena vigencia de nuestro Plan de Salud, en el apostábamos ya por fortalecer la Salud Pública y la coordinación Sociosanitaria, y ha puesto en valor la extraordinaria capacitación, compromiso y coordinación de todos los profesionales, sean sanitarios o no, y de un esfuerzo individual y colectivo sin precedentes. Sin duda alguna, la gestión de la pandemia ha polarizado todas las acciones de todos los gobiernos del mundo. Una gestión sin un guion previo, con conocimientos limitados, con necesidad de tomar decisiones de forma ágil pero con un factor de incertidumbre siempre presente, en la que hemos ido aprendiendo y readaptándonos día a día a situaciones que nos parecían no hace mucho ciencia ficción. Sin embargo, hubiera sido un error quedarse ahí, hemos tenido que conseguir, a la vez, seguir atendiendo al resto de problemas de salud de nuestra población, y ello no ha sido fácil. Como consejero, me gustaría destacar precisamente esa valía de los profesionales, y del compromiso de la sociedad ante decisiones muy difíciles de tomar, algunas veces entiendo que difíciles de comprender, pero absolutamente necesarias para que hubiera menos víctimas.
La llegada de la pandemia ha supuesto un revés para el SNS. ¿Qué cambios deberían llevarse a cabo?
La pandemia ha puesto de manifiesto nuestras fortalezas y debilidades. Algunas de esas últimas ya estaban identificadas como por ejemplo el déficit de profesionales que arrastramos desde los recortes de 2012. Si en condiciones normales entiendo que es difícil de comprender, más difícil aun en esta situación tan excepcional.La Atención Primaria ha sido decisiva, en nuestro caso. Su papel en toda la comunidad ha sido clave para el diagnóstico, el tratamiento, el control y el seguimiento del 80% de las personas afectadas. Han vivido una revolución en la atención con la potenciación de la telemedicina, la receta electrónica, etcétera. Otro tema que nos ha puesto de relieveesta crisis sanitaria es la flexibilidad de la organización. Y la capacidad para adaptar la atención al ciudadano con seguridad, reduciendo la burocracia, acercando al usuario mediante la tecnología al sistema. Son avances que se quedarán.
¿Cuáles han sido las lecciones aprendidas hasta ahora con la llegada del nuevo coronavirus?
Hemos tenido múltiples enseñanzas, la principal es la cohesión como un arma poderosísima para enfrentarse a una pandemia. Y de ahí emanan grandes logros como es la coordinación institucional, la sociosanitaria, la formación de equipos multidicisplinaresy el papel de los medios de comunicación para ejercer una verdadera y necesaria transparencia a fin de que las decisiones sean comprendidas por los ciudadanos. La pandemia nos ha enseñado que todos, en nuestro rol, somos necesarios, pero lo imprescindible es la actitud. Esa es la fortaleza frente al desafío que nos ha tocado vivir y gestionar.
La tecnología sanitaria tiene cada vez más fuerza, tanto en el ámbito de la investigación, como en el abordaje del paciente. ¿Qué acciones se están llevando a cabo desde la Consejería en este ámbito?
Pues estamos trabajando en varias simultáneamente. Por ejemplo estamos finalizando el diseño de una app para que el paciente pueda gestionar su tratamiento y la recogida de la medicación en las oficinas de farmacia. Hemos mejorado los sistemas de información con las farmacias para garantizar la seguridad en prescripción, ya que la receta electrónica en Asturias es una realidad en Atención Primaria y Hospitalaria.Otro tema en el que estamos trabajando es en los proyectos de la Historia Clínica del Sistema Nacional de Salud y CEF, para que sea interoperable en todo el territorio nacional y europeo; además de que la interoperabilidad no sólo sea entre los niveles asistenciales de atención primaria y hospitalaria, sino también con la historia sociosanitaria.De forma complementaria, estamos trabajando en el desarrollo de la “carpeta de salud”: será más que un repositorio de información de salud, aspiramos a que sea una plataforma en la que el usuario pueda reportar los datos de salud obtenidos en su domicilio, estableciendo una nueva vía de comunicación con los profesionales sanitarios.También estamos volcados en la teleasistencia, como una herramienta complementaria a la atención presencial, de gran utilidad para el seguimiento de determinadas situaciones asistenciales e imprescindible para la sostenibilidad del sistema sanitario. Las consultas virtuales colaborativas entre profesionales (atención primaria y atención hospitalaria) disminuyen las demoras para disponer de un diagnóstico y evitan desplazamientos innecesarios de los pacientes, las consultas telefónicas y videoconsultas con los pacientes, así como las consultas con pruebas de imagen (teleoftalmología, teledermatología, telecardiología…) favorecen la equidad promoviendo la accesibilidad de todos sea cual sea su lugar de residencia, recursos o realidad. Estas herramientas no sólo facilitan el trabajo de los profesionales en el campo asistencial, sino también en el de la educación sanitaria, la prevención y el autocuidado, para garantizar un envejecimiento activo y saludable, así como fomentar el autocuidado y el manejo de la cronicidad.Y no nos olvidemos de las herramientas de inteligencia artificial aplicadas al análisis masivo de grandes volúmenes de datos, el Big Data aplicado a Salud. Los años de implantación de la historia clínica digital en el Servicio de Salud de Principado de Asturias ha originado que dispongamos de millones de datos. El análisis masivo de estos datos anonimizados, aplicando estas tecnologías de “businessintelligence” puede ayudarnos a establecer algoritmos de predicción que nos ayuden a mejorar las decisiones clínicas, gestoras y en investigación biosanitaria.
¿Cuáles van a ser los principales objetivos para 2021?
Los grandes objetivos son de corto y medio plazo, porque nos los marca la pandemia. Estamos volcados en una vacunación ágil y rápida para inmunizar al mayor número de ciudadanos frente a la COVID priorizando, de acuerdo a la estrategia estatal, a las personas más vulnerables y a las que tienen mayor probabilidad de exposición al virus.En Asturias, no hay fines de semana, ni festivos que frenen esta tarea, y así cuantas vacunas nos remiten desde el Ministerio se procede a su administración, como detallan las cifras que se facilitan desde el Gobierno de España. Pero simultáneamente, se mantienen los objetivos de los años sin pandemia, la atención a los pacientes no covid, así como la gestión de los recursos materiales y la política de contratación y formación de profesionales para darles estabilidad y calidad laboral a los profesionales que redunden en seguridad y calidad asistencial para los ciudadanos. Y a medio plazo debemos seguir evaluando y mejorando la atención a la Salud Mental, implantando la Estrategia del Nuevo Enfoque de la Atención Primaria, y desarrollando nuestro Plan de Salud, con el fortalecimiento de la Salud Pública y de la Atención Comunitaria, así como implantando el concepto de “salud en todas las políticas”.