El 2024 para la Consejería de salud y Consumo de Andalucía ha estado marcado principalmente por el relevo de cartera de Catalina García a Rocío Hernández a finales de julio. El panorama que se encontró la actual consejera en su llegada fue una comunidad marcada por la necesidad de solventar el déficit de profesionales, además de la atención a la cronicidad, la investigación y la humanización en la atención sanitaria. En este sentido, durante los casi cinco meses de mandato, Hernández se ha centrado, entre otros tantos temas, en la reducción de listas de espera, el abordaje de enfermedades crónicas y la preparación ante enfermedades emergentes.
En cuanto a las listas de espera quirúrgicas, al igual que en otras comunidades autónomas, han sido un desafío persistente en el Sistema de Salud Andaluz (SAS) en el 2024. En estos meses, la consejera ha priorizado este tema y ha adoptado diversas medidas para garantizar el acceso a intervenciones dentro de los plazos legales establecidos. Más concretamente, según los datos presentados por la consejera de Salud en el Parlamento, se ha logrado reducir en un 35% el número de personas esperando una operación dentro del plazo establecido. Esta mejora se ha conseguido gracias a diversas medidas que, según apuntó Hernández “nos permiten ser moderadamente optimistas”.
Se ha logrado reducir en un 35% el número de personas esperando una operación dentro del plazo establecido
Entre estas se encuentran la optimización del uso de recursos, aprovechando al máximo las infraestructuras sanitarias, como quirófanos y consultas, incluyendo horarios extendidos; la flexibilidad laboral, ofreciendo a los profesionales la posibilidad de ajustar sus horarios para mejorar la conciliación familiar y aumentar la disponibilidad; la creación de comisiones quirúrgicas para optimizar el rendimiento; y los acuerdos con centros privados para atender a pacientes con tiempos de espera prolongados.
A pesar de estos avances, aún existen pacientes que esperan más tiempo del debido, por lo que uno de los retos para el 2025 será seguir implementando nuevas estrategias para garantizar una atención más rápida y eficiente a todos los ciudadanos.
Otra de las líneas de actuación que ha seguido la consejera durante estos meses, y que ya aclaró durante su primera intervención en la Comisión Parlamentaria, es el abordaje de las enfermedades crónicas. La titular de Salud y Consumo explicó que, como ocurre en el resto de España, los cambios demográficos, especialmente el envejecimiento de la población se traducen en un incremento de la presión asistencial de los circuitos sanitarios y en el aumento progresivo de las patologías crónicas.
Recientemente, Hernández ha firmado el ‘Protocolo de actuación para la promoción de los beneficios de un envejecimiento activo y saludable en la sociedad y el fomento de la prevención de la enfermedad de las personas mayores’. Un plan que permitirá un “trabajo conjunto y coordinado” entre la Consejería y el colectivo de mayores que representan CEOMA, Confederación Estatal de Mayores Activos (Confemac) y el Movimiento Asociativo a la Vejez, Vitales (MAVV) para la promoción de la salud entre las personas mayores y la prevención de enfermedades.
Los cambios demográficos, especialmente el envejecimiento de la población se traducen en un incremento de la presión asistencial de los circuitos sanitarios y en el aumento progresivo de las patologías crónicas
A la hora de analizar el 2024 de la Consejería de Salud y Consumo de Andalucía es imposible no mencionar el refuerzo del Plan de Vigilancia del Virus del Nilo Occidental (VNO), que respondía a un aumento significativo de casos en toda España, pero en especial, a esta región. En concreto, se ampliaron las zonas de vigilancia entomológica a 13 municipios nuevos, se intensificaron las campañas de fumigación y limpieza en colaboración con ayuntamientos, y se instalaron trampas adicionales para monitorizar la densidad de mosquitos, que había alcanzado niveles récord en varias áreas.
Además, el trabajo de la Consejería no se quedó ahí, ya que lanzaron diferentes campañas informativas para la población sobre prevención de picaduras; y fortaleció los recursos sanitarios para detectar y atender casos de una manera más eficaz y rápida.
La estrategia también priorizó la cooperación interinstitucional, con más de 500 reuniones con entidades locales y regionales, y subrayó la relación entre la proliferación del virus y el cambio climático, que favorece las condiciones para la transmisión. Estas acciones han permitido que, finalmente, se contabilicen tres semanas consecutivas en las que no se han detectado mosquitos transmisores en los trampeos. A pesar de los buenos resultados, esta situación también resalta la necesidad de mantener un enfoque preventivo a largo plazo para mitigar el impacto de futuros brotes en la región.