La proliferación del mosquito transmisor del Virus del Nilo (VNO) se ha convertido en una seria preocupación para Andalucía. Más aún, teniendo en cuenta la importante cantidad de lluvia que ha caído en el territorio andaluz, unida a la llegada de altas temperaturas, especialmente en zona occidental. El caldo de cultivo perfecto para este mosquito del género Culex que el año pasado alcanzó 107 casos confirmados y provocó la muerte de 11 personas en la región, 10 de ellas en la provincia de Sevilla.
En este marco, la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía publicó este pasado marzo la actualización del Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Oriental (FNO). El remozado documento aborda una simplificación de la clasificación por riesgo de circulación en los distintos territorios, el uso de modelos más completos, la clarificación de las medidas de vigilancia y control de acuerdo al nivel de riesgo, o la extensión del Programa a todos los meses del año.
“Unos más u otros menos, pero todos los municipios son vulnerables. Hemos visto el año pasado una expansión de los casos, por lo que todos los municipios deberían de hacer algo respecto”
El subdirector de Protección de la Salud de la Junta de Andalucía, Ulises Ameyugo, explica a ConSalud.es que ningún municipio puede decir que está “exento” de la probabilidad de padecer la circulación de virus. “Unos más u otros menos, pero todos son vulnerables. Hemos visto el año pasado una expansión de los casos, por lo que todos los municipios deberían de hacer algo respecto”. En esa línea, han informado a los diferentes ayuntamientos de la obligación de disponer de un Plan de Control de Mosquitos (PCM).
De la misma manera, se ha modificado el 'termómetro de riesgo' de proliferación a lo largo del territorio, en base a un modelo predictivo que este año ha duplicado el número de factores a tener en cuenta. “Antes clasificábamos el riesgo de 0 a 4, esta temporada lo hemos simplificado a tres niveles: nivel de riesgo bajo, nivel de riesgo medio y nivel de riesgo alto. Cada uno con sus respectivas indicaciones y actuaciones por acometer”, señala.
En el riesgo alto se añade a lo anterior que “no solo tienen que tener controlados los mosquitos en los núcleos de población, sino también en un radio alrededor de kilómetro y medio”
Todo municipio andaluz se encuentra, como mínimo, en el nivel más bajo de riesgo. Para ese escalón, la Consejería de Salud propone a los alcaldes integrar el control de mosquitos en los programas que ellos tienen habitualmente para el control de plagas, “al menos dentro de del núcleo urbano”. Llegado el caso de un contagio humano, remarca Ameyugo, “tendrían preparado lo básico para controlar los mosquitos y solo sería cuestión de intensificarlo en el momento oportuno”.
Respecto al riesgo medio, exigen a las localidades contar con un plan municipal de control de vectores claramente estructurado. “Se debe dedicar principalmente a los núcleos habitados y a mantener bien controlada la población de mosquitos”. Finalmente, prosigue el subdirector de Protección de la Salud de la Junta, en el riesgo alto se añade a lo anterior que “no solo tienen que tener controlados los mosquitos en los núcleos de población, sino también en un radio alrededor de kilómetro y medio”.
¿CÓMO CONTROLAR AL MOSQUITO?
El mosquito que transmite el Virus del Nilo no es ya ninguna especie exótica, sino que vive en Andalucía de manera endémica a lo largo de todo el año. La aceleración del cambio climático está siendo su gran aliado para expandirse y proliferar. Llegados a este punto, no lo podemos erradicar, pero sí intentar controlar, especialmente donde haya concentración de personas. No en vano, se trata de un mosquito común que vive con nosotros, tanto en zonas rurales como urbanas.
“El mosquito prefiere picar a las aves, la probabilidad de infectar a un humano es muy baja”
Las reglas para evitar posibles contagios son muy básicas: vigilancia y prevención. “Identificar y vigilar los puntos donde suela haber crías de larvas –fuentes, charcas, etc- para emplear productos pesticidas; concienciar a la población sobre la protección ante picaduras –repelentes, ropa, mosquiteras, etc-, especialmente a las personas más frágiles y vulnerables; o evitar los periodos de más riesgo, como el atardecer”, relata el responsable en el Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Oriental (FNO).
LLEGÓ PARA QUEDARSE
Pese a que suene exótico, lo cierto es que el Virus del Nilo es una realidad totalmente presente en gran parte de nuestro país: “Ha venido para quedarse, tenemos que aprender a vivir con ello y controlarlo en la medida que podamos entre todas las administraciones”. Pese a ello, cabe remarcar que el 80% de los infectados no presenta sintomatología y solo un 1% de gente muy vulnerable puede correr riesgo más allá de un episodio leve de fiebre o malestar general. “El mosquito prefiere picar a las aves, la probabilidad de infectar a un humano es muy baja”, concluye.