En la noche del pasado viernes, 24 de enero, sobre las 23:56 horas, acudió al servicio de urgencias de Torreblanca un hombre de unos 40 años con unos cortes en la muñeca y antebrazo derecho, desprendiendo un evidente olor a alcohol y comportamiento irrespetuoso. Entró por su pie en la sala de curas donde, tras tumbarse en la camilla discutiendo con sus familiares, que en todo momento intentaron colaborar con el personal del centro, y que también se llevaron algunos golpes, particularmente su hija, fue atendido por un médico y una enfermera que le pidió se quitase el anillo que tenía en uno de los dedos de la mano derecha para poder curarlo. En ese momento comenzó a gritar repetidamente “¿qué me quite qué?” para fijar su atención en el médico que, hasta entonces, había estado en un segundo plano, saltar de la camilla y arrinconarlo poniéndole su cara pegada en actitud amenazante sin dejar de gritar “¿qué me quite qué?”.
Así es como narran lo sucedido el pasado jueves desde el Sindicato Médico Andaluz (Sevilla). Según señala la organización sindical, los gritos del usuario y las voces de sus familiares llamaron la atención de uno de los dos guardias de seguridad del centro que acudió para interponerse entre agresor y profesional, momento que aprovechó este para alejarse.
El agresor, un hombre de 40 años, amenazó de muerte al facultativo y lo acorraló. También insultó a la enfermera que acompañaba al médico durante la asistencia sanitaria
“A pesar de ello, lo amenazó de muerte tras insultarle repetidamente, al tiempo que siguió insultando a la enfermera, familiares e incluso dio un golpe en el tórax a uno de los guardias de seguridad, sin faltar el recordatorio a los familiares fallecidos de todos los presentes, chillidos, golpes, destrozos del mobiliario y la dispersión de la sangre de las heridas, que no habían podido ser curadas, por la consulta de enfermería y la camisa de uno de los guardias. La Policía Nacional fue avisada previamente e indicó que enviaba una patrulla de inmediato, aunque tardaron bastante en llegar”, explican.
Ante lo ocurrido, el sindicato médico considera que “aquí tiene el SAS una nueva oportunidad para demostrar que está dispuesto a hacerla realidad su eslogan ‘tolerancia cero’, y poner denuncia de oficio al agresor y solicitar los daños y perjuicios ocasionados lo que, hasta ahora, no hemos visto ni una sola vez plasmado en una sentencia. Si hay consecuencias para los agresores tendremos una oportunidad para controlar las agresiones. De lo contrario será imposible. Aunque se hagan otras muchas acciones para controlarla”, concluyen.