La Unidad asistencial de Pediatría del Materno Infantil, a través de su sección de Nefrología, ha puesto en marcha un programa pionero en Andalucía que aborda, de forma multidisciplinar, la alimentación de los menores con enfermedad renal crónica. Profesionales de esta unidad, en colaboración con la delegación de Educación en Málaga y la asociación para la lucha contra las enfermedades renales de Málaga Alcer, llevan un control exhaustivo de la nutrición de estos menores tanto en domicilio como en sus centros educativos.
El proyecto, que ya cuenta con un año de validación, se puso en marcha para dar respuesta a la necesidad de dar un soporte nutricional a los pacientes con enfermedad renal crónica (ERCA) en tratamiento con hemodiálisis y diálisis peritoneal. Este cuenta con la colaboración de las maestras del Aula Hospitalaria del Materno Infantil de la Delegación de Educación, del equipo de dietética del centro sanitario y de una nutricionista de la asociación Alcer.
Con el objetivo de garantizar una adecuada dieta en el ámbito escolar y doméstico, la enfermería de la sección de nefrología propuso poner en marcha este proyecto. En este sentido, la coordinadora del proyecto, Inmaculada Moreno, señala que para estos pacientes "es fundamental una adecuada alimentación para su crecimiento y desarrollo, ya que controla las alteraciones metabólicas secundarias a la enfermedad renal y disminuye la morbimortalidad asociada a dicha patología".
En los menús seevitan alimentos con alto contenido en fósforo y potasio
Para ello, el equipo de trabajo multidisciplinar elaboró una propuesta nutricional para los pacientes en el ámbito escolar que, a su vez, fue presentada en los diferentes centros escolares a los que acuden los pacientes y a las empresas de catering que gestionan los comedores de los colegios.
De este modo, una vez al mes estas empresas envían los menús mensuales a la nutricionista de Alcer Málaga, que realiza las modificaciones necesarias que, a continuación, son revisadas por la coordinadora de enfermería y la pediatra adjunta de la sección de Nefrología pediátrica del Materno Infantil.
Los menús están compuestos por dos platos principales y un postre y, en todos los casos, se evitan alimentos con alto contenido en fósforo y potasio. Estas dietas deben ser hiposódicas, sin sal, y en el caso de menores que no orinan, tienen una restricción de la ingesta de líquidos.
Desde el pasado curso y hasta el presente, se han visto beneficiados un total de 7 menores en tratamiento que pertenecen a dos centros diferentes, el CEIP Ciudad de Mobile y el José Bergamin. Además, algunos de estos menores participan en campamentos urbanos durante periodos vacacionales de la asociación Trans del programa Caixa ProInfancia, donde también los catering se han adaptado a este proyecto nutricional.
"La nutrición es un factor fundamental en las personas con ERC, ya que se puede considerar parte del tratamiento”
"De esta forma garantizamos una adecuada alimentación para nuestros pacientes en el ámbito escolar, evitando las complicaciones clínicas que conlleva una dieta inadecuada y consiguiendo así una disminución de sobrecarga a los progenitores, disminuyendo el nivel de ansiedad y permitiendo una mayor integración en el ámbito laboral al poder acudir sus hijos al comedor escolar", agrega Moreno.
Desde que el proyecto nutricional se puso en marcha, los menores con ERCA presentan un mejor control de las alteraciones metabólicas, así como del estado de salud en general y del crecimiento. "Además han mejorado su estado de ánimo gracias a una mayor integración escolar, porque tienen la posibilidad de asistir a clases extraescolares tras el comedor, lo que mejora su autoestima", señala la enfermera coordinadora del proyecto.
Para la asociación Alcer Málaga, participar en este proyecto es, en palabras de su presidenta Josefa Gómez, "una gran satisfacción". "La nutrición es un factor fundamental en las personas con ERC, ya que se puede considerar parte del tratamiento. En este sentido el hecho de que desde la asociación podamos dar respuestas a estas necesidades de los niños y se materialice en soluciones reales a estos problemas es muy importante", relata.
Así, Gómez explica que en muchas ocasiones “las personas con ERC se ven obligadas a elegir entre mantener las recomendaciones y tratamientos o poder tener una vida social, este hecho se agrava mucho en el caso de los niños y adolescentes, edades en las que sentirse integrados en el colectivo es muy importante, y por eso el hecho de que cada vez se normalice más la enfermedad y no recaiga solo en el colectivo de personas con ERC, sino que nossintamos apoyadas por cada vez más sectores, es un claro ejemplo de que avanzamos en buena dirección, aunque aún queden escollos y barreras que superar".